Usted está aquí
La larga campaña electoral del "no candidato" Zuckerberg
El padre de Facebook desmiente: “No seré candidato”. Sin embargo, así dicen todos, hasta un minuto antes del fatídico anuncio. Sobre los planes de Mark Zuckerberg para escalar a la Casa Blanca y socavar a Trump, lo más pronto posible, el mismo ha dejado ciertas pistas.
Ha partido para un tour nacional en 30 estados de la Unión Americana, con su propia declaración de: “conocer mejor a los americanos”. Ha comenzado en Iowa, donde inician cada cuatro años las primarias. Después en Detroit, se ha encontrado con los obreros de Ford, un distrito federal que fue decisivo para las elecciones de Trump. Y ha pasado a Ohio, y otros estados clave para conquistar la presidencia.
Antes de partir puso en el cargo de su propia fundación, una de las estrategias de la victoria de Barack Obama a David Plouffe, considerado un genio del marketing electoral. Pocos días hizo otro reclutamiento, Joel Benenson, quien también trabajó con Obama como experto en encuestas, quien fue jefe de estrategia de la campaña de Hillary Clinton.
Sobre los chismes de estas dos contrataciones, Zuckerberg respondió: “Plouffe y Benenson son talentos al servicio del esfuerzo humanitario. Los dos ayudan a la fundación Chan Zuckerberg, en proyectos para curar enfermedades, mejorar la educación, y dar voz a todos los que quieren construir un futuro mejor”.
No bastan estas declaraciones para aplacar las sospechas. La fundación puede volverse un trampolín ideal para la candidatura. En las acciones humanitarias hay un condensado de los valores que Zuckerberg propone a los americanos, su propia identidad ética y política. No está dicho que su ingreso en la política deba llegar a través, de uno de los dos partidos tradicionales.
Otros empresarios se han hecho candidatos independientes, como: Ross perot en 1992, Michael Bloomberg quien ha tenido el mayor éxito al ser pluri electo como alcalde de Nueva York.
Zuckerberg tiene calidades evidentes. Es joven, 32 años. Es un “outsider” (forastero de la elite política tradicionalista). Ha construido una empresa que vale enormemente más que la de Trump, 498 mil millones de dólares el valuado de Facebook. Y no es una empresa cualquiera, es la nueva “plaza virtual” donde casi, un tercio de la población mundial dialoga y socializa, intercambia información, emociones y amistades. Es desinteresado, donará de su Fundación el 99% de la riqueza. Y es progresista. Sin embargo, su popularidad no es del todo buena, por ser demasiado de izquierda, con temas como el medio ambiente, los matrimonios gay o la mariguana. Sin embargo, ha construido una alianza extraña con Wall Street. En el sitio Politico. Com el periodista Bill Scher declaró: “Zuckerberg, quédate atento. No confundas la popularidad de Facebook, con la personal”.
En efecto, solo el 24% de los americanos tiene una opinión positiva de él. La izquierda corre el riesgo de creer que después de Trump, cualquier empresario puede ganar. Olvidando dos cosas. Primero, Trump se ha colocado por años como figura pública, protagonista de controversias y polémicas feroces, para probar sus potenciales electorales. Segundo, una regla que los americanos después de un presidente, quieren un sucesor que sea el extremo opuesto. Vean, la secuencia Bush-Obama-Trump. El multimillonario quizá sea el siguiente al turno.
Con información de Repubblica