La inútil cartilla moral del presidente Andrés Manuel López Obrador

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La inútil cartilla moral del presidente Andrés Manuel López Obrador

El humanismo de Andrés Manuel López Obrador es una vieja botánica con la que pretende salvarnos de las garras de la corrupción y la decadencia. Nos la ha recetado a través de su “Cartilla Moral”, un código de buenas intenciones que muy pocos han leído y que, por lo mismo, dista mucho de llegar a ser factor de reavivamiento moral. En este País nadie quiere redimirse, esa es la triste realidad.

Y no se trata de andar comparando a AMLO, pero los grandes liderazgos han transformado a naciones completas, un reto muy difícil para México.

Ahí tiene usted el Sermón de la Montaña, que no convenció en su momento, pero que sentó la base de una religión que profesan millones en la actualidad. “El Libro Rojo” de Mao Zedong es otro ejemplo de transformación. Después de la Biblia es el libro más publicado en el mundo y que, sin duda, es el fundamento que ayudó a transformar a China en la gran potencia de hoy.

El nacionalcatolicismo español fue una mística impuesta a sangre y fuego por el dictador Francisco Franco que al igual que el nazismo alemán de Hitler o el comunismo de Fidel Castro, son ejemplos de doctrina impuesta por la fuerza, para bien o para mal, en la transformación de una sociedad.

Pero AMLO no tiene siquiera la entereza de Lázaro Cárdenas, quien empleaba la fuerza del Ejército para hacerse respetar. Ni el “Jefe Máximo”, ni el clero, ni la oligarquía regiomontana pudieron con don Lázaro. Tampoco pudo Luis Napoleón Morones, líder de la CROM, aquel poderoso sindicato creado en 1918 por Morones en Saltillo.

La cartilla moral de AMLO corre el riesgo de muchos otros códigos de ética que han quedado en el olvido. Andrés recordará a Pedro Ojeda Paullada, procurador general en el sexenio de Echeverría. Resulta que don Pedro citó a la prensa para dar a conocer su Manual General de la PGR, una cartilla de conducta para el ministerio público y la policía. Sin hojear siquiera el manual, los reporteros cuestionaron de inmediato al procurador: “¿Qué medidas tomará la PGR para contener a subversivos, plagiarios, asaltabancos y traficantes que están asolando a México?”. Una realidad pública con la que no pudo lidiar un procurador perdido en la irrealidad de su cartilla moral.

Así le pasó a Miguel de la Madrid y a su Renovación Moral cuando el periodista Jack Anderson, del Washington Post, publicó el depósito de 162 millones de dólares del presidente en una cuenta en Suiza, lejos de toda conducta moral.

Lo mismo a Vicente Fox y su Código de Ética que leyó a su nuevo gabinete en el año 2000. Cartilla moral que Marta y sus hijos, los Bribiesca Sahagún, se encargaron de sepultar en una saga de corrupción denunciada por el Financial Times de Londres, publicación que enfureció al badulaque con botas.

Y así podríamos seguir con todos los presidentes que ha tenido este País, incluyendo a FeCal y a Peña Nieto hasta llegar a nuestro “Mesías tropical” y su nueva versión del Sermón de la Montaña, aquella lección de bondad donde el Cristo antepone a la Ley del Talión el amor a nuestros enemigos, algo inconcebible para los judíos hasta el día de hoy.

Así el nuevo sermón de AMLO: “Abrazos no balazos”, “Amor y paz”, una cartilla moral que ni Pío López ni Felipa Obrador han leído. Mucho menos el grueso de la población que, según se ve, no tiene la menor intención de redimirse.

Un renacimiento de verdad lo vamos a vivir cuando Lito Ramos, Chuy Ochoa, el “Negro” Ochoa Rivera y la Marucha se arrepientan, “vomiten” y se purifiquen 20 años en prisión.