La integridad de la República

Usted está aquí

La integridad de la República

El presidente de la República se ha negado a conceder estímulos fiscales para ayudar a la nación a salir de la parálisis económica, a apoyar la liquidez de las empresas y colaborar así a su supervivencia, sumándose al esfuerzo orientado a garantizar la existencia de empleos, en lugar de perder más de 350 mil empleos solo en lo que va de la pandemia, los mismos que se crearon durante todo 2019. ¡Un horror! No se trata de exentar del pago de impuestos federales, sino de diferirlos por un tiempo razonable y negociable. El conflicto económico atañe a todas las partes por igual. Gobierno y gobernados, empresarios y legisladores: es la hora de apoyarnos los unos a los otros.

Ante la negativa rotunda de AMLO de prestar eficiente auxilio a las empresas, éstas se encuentran ante la siguiente paradoja propia de la severa contracción económica: o enteran impuestos o pagan a trabajadores y proveedores para salvarse de la bancarrota.

Si difieren por la vía de los hechos el pago de impuestos y el ejemplo lo siguen millones de empresarios, ¿el presidente va a encarcelar a millones de emprendedores y a confiscarles sus empresas ante los incumplimientos tributarios? ¿Ese es su camino para imponer el comunismo en México?

Por otro lado, diversos gobernadores de la oposición evalúan la posibilidad de suspender el entero de los impuestos que le corresponden al gobierno federal porque AMLO no recurre a las herramientas financieras utilizadas en otros países para paliar los efectos de la parálisis económica. El presidente prefiere destinar 450,000 mil millones de pesos a la compra de voluntades electorales disfrazadas de “programas asistenciales”, es decir, utilizar el ahorro público para garantizarse el éxito en las elecciones intermedias del año entrante y desperdiciar otros 550 mil millones de pesos en Dos Bocas, Santa Lucía y el Tren Maya, que no resuelven los conflictos derivados de la pandemia, ni activan la economía, objetivos que deberían constituir sus verdaderas preocupaciones.

Si los gobernadores decidieran proceder a la ruptura del pacto federal, ¿AMLO va a echar mano al ejército para evitar la fractura republicana e intentará desaparecer los poderes de los Estados rebeldes, destituirá a los gobernadores y también los encarcelará? AMLO olvida que los ejecutivos locales están hartos de la sustitución torpe e ineficaz del Seguro Popular por el INSABI; se encuentran alarmados por el avance de la delincuencia organizada que AMLO pretende contener estúpidamente con abrazos y no balazos cuando ya controla el 60% del territorio nacional. A los gobernadores se les ve agobiados por la parálisis económica y el desempleo, afligidos por el grave problema de la salud y enfurecidos por los arbitrarios recortes financieros que han disminuido sus participaciones federales. Su malestar justificado tiene diversos orígenes.

 Conclusiones: si, por un lado, los empresarios incomprendidos no pagan sus impuestos porque prefieren salvar a sus empresas de la ruina y evitar así el daño masivo por la expansión incontenible del desempleo y sus terribles consecuencias y, por el otro, los gobernadores de la oposición se unen con el objetivo de salvar a sus entidades de una terrible convulsión social y deciden romper el pacto federal, con dichas decisiones suicidas se acabaría nuestro país y los mexicanos pagaríamos mucho más caro aún el arribo de la Cuarta transformación. AMLO pasó de ser un peligro para México, a destructor de la nación.

Si ni empresarios ni gobernadores, por la razones que sean, se niegan a enterar sus respectivos impuestos, no solo quebraría la tesorería federal, sino se arriesgaría la integridad de la República. En dicho evento indeseable por todo concepto, AMLO culparía a los gobernadores y a la IP del desastre, cuando él y su gabinete serían los únicos responsables de la ruina de México. Él siempre sería inocente, como corresponde a un iluminado, un supuesto ser infalible.

Es claro que AMLO desea llevar a México a niveles de pobreza generalizados para controlar a las masas y sostenerse en el poder como los Castro, Chávez, Maduro y Daniel Ortega, mientras la sociedad espera a ver qué sucede cuando ya todo sucede y el Naufragio de México está a la vista.