Este domingo marcará una fecha histórica para Venezuela. Mucho se ha escrito y más se ha vivido sobre Venezuela en los últimos tiempos, sobre todo desde que Hugo Chávez sustituyó al Congreso de la República por la Asamblea Nacional conformada por 165 asambleístas. Desde entonces esta Asamblea es comandada por Diosdado Cabello, el segundo a bordo del control del país, y desde la muerte de Chávez, casi el primero. 

En 2010, el PSUV, oficialista/chavista, obtuvo 98 escaños, perdiendo la mayoría. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) obtuvo 65 asambleístas. El gobierno ‘convenció’ a uno de ellos, y logró el 60% de la Asamblea, para manejar la mayoría de las decisiones en el Legislativo. 
Los venezolanos han apoyado cada vez más la oposición, agrupada en la MUD para librar a su país de la caída en picada de los últimos años. 

Las protestas en Venezuela por las crecientes carencias se multiplican; se tienen contabilizadas más de 2,500 manifestaciones exigiendo seguridad, empleo y alto a la represión. Oficialmente, el tipo de cambio es de seis bolívares por dólar, pero es de 890 para el ciudadano común. El control del gobierno sobre la población se pierde. Por su parte, la MUD se consolida. Ahí convergen 25 partidos políticos. La transición pacífica a la democracia los ha convertido en una esperanza. 

Este domingo los venezolanos irán a las urnas. El 76% quiere participar en las elecciones, y las expectativas arrojan que la oposición podría aventajar casi dos a uno al oficialismo. 
Maduro se negó a aceptar observadores internacionales de la OEA y de la Unión Europea; el secretario general de la OEA, Luis Almagro, expresó que en Venezuela “no están dadas las condiciones necesarias de transparencia y justicia electoral para los comicios legislativos”. 

El domingo es la hora de Venezuela. Los venezolanos están esperanzados, saben que el voto libre puede cambiar su destino, se han mantenido unidos, esperan ser escuchados, merecen pasar del mitin callejero a la representación popular en la Asamblea, tienen la convicción de que los derechos humanos deben ser respetados en todas partes y horas. 
Nicolás Maduro y su gobierno tienen una gran responsabilidad; garantizar el voto libre propiciando una jornada pacífica, y aceptar el resultado de la elección, porque es la hora de Venezuela.

(Diputada Federal del PAN)