La higuera y la sustentabilidad

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La higuera y la sustentabilidad

Me entusiasma que el Consejo Estatal de Productores de Higo de Durango esté promoviendo la producción intensiva de este fruto

¿Quién no ha probado alguna vez el fruto de las higueras? ¿Quién no se ha extasiado con el sabor de los higos frescos? Me refiero al menos a los habitantes del norte de México, que es la región en la que se produce la mayor cantidad de siconos (palabra que etimológicamente significa higos) y es que normalmente no pueden ser transportados por largas distancias. Los higos no pueden ofrecerse comercialmente en anaqueles luego de ocho días de haber sido cosechados.

De niño, en el patio trasero de la casa de una hermana de mi abuela materna había una gran higuera, no podía medir más de cinco metros pero a mí me parecía sencillamente inmensa y lo sigue siendo en mi recuerdo. 

En ese patio, nietos de aquella anciana de bello rostro y cabello cano –las de ahora se tiñen el cabello- me invitaban a cortar los higos para comerlos de inmediato. Era toda una aventura treparse a la higuera, cortar higos que luego se convertían en un manjar para mi paladar infantil aunque había que cuidarse del líquido lechoso que soltaban porque hería la piel, ahora sé que es un látex irritante que se utiliza como base para productos químicos.

Había árboles más atractivos y frondosos en ese sitio pero cada vez que visitaba a la tía María Luisa me iba directamente hacia la higuera como asaltante furtivo, así que me di cuenta que no siempre tenía frutos.

Pasó mucho tiempo y supe que una de las localidades de las que provienen mis lazos sanguíneos es el municipio de Higueras, Nuevo León, que tuvo como primer nombre el de Santa Teresita de las Higueras por encontrarse allí muchos nopales, (los españoles del virreinato les llamaban higueras a los nopales).

El capitán Diego de González fundó dicha hacienda en 1709 y luego otro ancestro mío se casó con su hija María Teresa y debió ser muy católico pues construyó la primera capilla. Él fue el capitán José Salvador Lozano.

En Higueras, Nuevo León, una villa realmente bella, es donde la empresa Matrimar S.A. de C.V. pretende instalar una pedrera poniendo en riesgo la salud pública y el patrimonio natural de los ricos ecosistemas de la Sierra de Picachos. 

Volviendo al tema central de la columna de hoy, una higuera es un árbol de corteza lisa y ramas gruesas. Sus hojas son grandes y verdes, aparecen representadas en imágenes pictóricas de Adán y Eva quienes luego de cometer el pecado del que se habla en la Biblia, cubrieron con hojas de higuera su desnudez. 

En el noreste mexicano crecen por las orillas de las acequias, y en los traspatios de las casas. Pueden crecer en cualquier tipo de tierra, hasta en suelos rocosos. Hacen buena dupla con los nogales no solo porque pueden desarrollarse como vecinos perfectos sino porque luego se pueden elaborar deliciosos dulces de higo y nuez como los que se fabrican artesanalmente en el Pueblo Mágico de Parras de la Fuente, (ese sí es un pueblo con magia). Definitivamente las higueras crecen en regiones de clima mediterráneo como las del norte de México y proceden de Egipto y Turquía (Asia sudoccidental).

El higo tiene múltiples propiedades alimenticias y medicinales. Es verdaderamente antigua su domesticación pues se encontraron higos fosilizados en un poblado del Neolítico en el Valle del Jordán. 

Y el higo se deseca lo que le permite ser un fruto sustentable porque guarda su riqueza por mucho tiempo en ese estado. En la Unión Americana hay una gran demanda por este producto y a precios elevadísimos, aproximadamente cien pesos el kilogramo.  Qué no decir del mercado internacional donde la demanda es muy superior a la oferta.

Por lo anterior me entusiasma que el Consejo Estatal de Productores de Higo de Durango A.C. esté promoviendo en comunidades rurales la producción intensiva de este fruto bajo condiciones de agricultura protegida, aunque el doctor Homero Hernández, director del Centro de Negocios Agropecuarios de la UANL, considera que se puede apoyar la economía familiar con el cultivo casero del higo. Una sola planta puede generar hasta mil pesos de utilidades.

La higuera es una árbol que nos da identidad y que además de tolerar heladas, salinidad del suelo y sequias nos ofrece su fruto que al que es como paladear un poco el paraíso terrenal.