La Guerra de las Pachorras

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La Guerra de las Pachorras

Las campañas electorales en Saltillo me recuerdan al clásico “El Salario del Miedo” (“The Wages of Fear”. 1953, Henri-Georges Clouzot). Es emocionante, sí, pero se trata de dos camiones que tienen que ir muuuuy despacio.

En esta gema fílmica, los “protas” tienen que viajar literalmente a paso de tortuga, a 5 km/h me parece, porque transportan, por un camino montañoso, un muy inestable cargamento de nitroglicerina que en cualquier momento puede hacer ¡pum!

Y así como a los pachorrudos camiones de este drama a vuelta de rueda, se percibe a los dos candidatos punteros para la Alcaldía de Saltillo: Por el PRI, José María Fraustro Siller (nomás de leer su nombre completo ya empecé a cabecear); y abanderando la causa morenista, Armando Guadiana Tijerina. (“Honra’o, honra’o, lo que se dice honra’o…”, sería su lema de campaña si no estuviera ya reservado como epitafio para su lápida).

Quiero decir con todo esto que el eventual resultado sí genera ciertas expectativas en el ánimo del electorado, pero dada la duración de las campañas (dos meses que harán parecer corta la cuarentena) y dada la vitalidad intrínseca de los contendientes, las emociones se darán a cuentagotas y en cámara lenta. Haga de cuenta el corte de Snyder de “Liga de la Justicia”: Larguísimo, oscuro, desangelado y en slow motion.

Si somos honestos, si de buscar al conductor de un programa nocturno para la televisión local se tratase, Guadiana ganaría de calle: Es mucho más pintoresco, mediático, dicharachero y ocurrente que su contendiente, sin que nada de esto deba ser tomado a manera de cumplido. Sin embargo, le entra mejor al juego de las redes sociales, hace de Dj, tiene su botarga y está mejor fogueado en lides electorales. 

Chema es eminentemente burócrata y en su instructivo dice que no le debe dar el sol directamente. Alguien -no sabemos quién- lo hizo bailar en un video con una doñita y es fecha que aún hay personas con el oftalmólogo tratándose por las lesiones oculares que esto les provocó.

Pero no estamos escogiendo quién nos amenice las noches, sino quién ocupe la silla ejecutiva de esta capital y se lleve con ésta las ganancias implícitas en juego. Me explico:

Reiterar como candidato a Guadiana luego de haber contendido para gobernador y tras haberse hecho con una senaduría, nos habla del nulo crecimiento-desarrollo del partido del Presidente en nuestro Estado: Cero absoluto. Morena no ha se ha fortalecido un ápice, no ha sido capaz de echar raíces ni de consolidarse como una fuerza política que daba ser tomada en serio en Coahuila. Y de allí que no tenga más gallo con cuál librar las batallas que con el viejo rico del pueblo (“¡don Baldomero, cómo le va!”).

Por otro lado, si Guadiana estaba a todísima madre con hueso de Senador para el resto del sexenio, defendiendo los intereses de los desprotegidos (de los desprotegidos negocios que tiene como empresario)… ¿Qué maldita necesidad, gusto o deseo lo lleva a contender por una alcaldía que la verdad ni le viene ni le va?

La única respuesta lógica sería que está haciéndolo por una personal y muy encarecida encomienda del Sith macuspano, Lord AMLO, cuyo interés en Coahuila no sería tan especial como resulta, digamos, el que tiene puesto en Guerrero.

¿Le gustaría a AMLO agenciarse la capital coahuilense para allanarle a Morena el camino rumbo a una probable gubernatura? Sin duda que sí, no le haría el feo, pero ello tampoco le quita el sueño, así que no invertirá para esto más de lo que ya le ha invertido hasta ahora: Nada.

En el pensamiento del Pejesaurio, si las cosas se dan en Coahuila, con los alcances propios del candidato, bien. Y si no, tiene muchos territorios mucho más importantes que pelear y defender. Así que “whatever”.

En cambio, para el PRI, refrendar la Alcaldía de Saltillo es una cuestión vital de sí o sí. Y van a invertir en esto hasta el último aliento; hasta el último centavo -metafórico y literal- de sus activos.

Para el priismo no se trata de algo negociable, sino de un asunto de capital importancia: Retener el último baluarte del priismo nacional luego del tsunami amloísta de 2018.

A su favor tiene el tricolor los medios y las ganas, sin duda: Ese aparato electoral que es una maquinaria vetusta, pero perfectamente preservada, aceitada y bien calibrada, con todas sus piezas originales, y que al día de hoy ostenta un récord poca cosa menos que invicto. Como dijimos, tiene los medios, pero sobre todo, la necesidad de conservar el edificio de Coss.

Guadiana no tiene ni el respaldo de la estructura, ni la militancia ni el ojo del tigre (que es una metáfora del hambre de ganar). Al empresario le vendría exactamente igual y hasta mejor, por su edad (75), regresar a la senaduría, que agarrar una chamba de tiempo completo como lo es una alcaldía.

Para Morena, es sólo un presidencial capricho de poca importancia. Para el PRI es oxígeno vital.   

Seguiremos comentando este emocionante encuentro… en slow motion.