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La fe que no se pierde: Festejos del Santo Cristo de Saltillo
Entre fe y empujones
El sol aún dormía pero en las calles aledañas a Catedral la gente presurosa, corría, ya iban a dar la tercera campanada para la primera misa del día; eran las 04:50 horas.
Al transcurrir la mañana, el templo y las calles alrededor de Catedral eran insuficientes para tanta gente, miles, como cada año, acudieron a festejar al Santo Cristo. Esta vez no llovió, no como el sábado, cuando ni el aguacero que cayó enfrió los ánimos de los fieles.
Las calles principales del Centro Histórico lucían repletas y caminar entre el mar de personas parecía imposible.
La multitud de visitantes en ocasiones entraba en pánico y otros mejor decidían regresarse antes de enclaustrarse entre los demás.
Entre la música en alto volumen, los juegos mecánicos, los puestos de comidas, los merolicos, brujos, curanderos, mendigos y demás, parecía que la gente nunca pararía de llegar.
Comerciantes de todo México estuvieron presentes en el evento.
‘Brujos’ de Catemaco en fiesta del Santo Cristo
Mientras dentro del templo miles daban muestras de su fe, afuera vivales lucraban con la ignorancia de decenas de asistentes
Entre las diversas ofertas comerciales y de comida que abarrotaban las calles aledañas a la Catedral de Santiago, una de las cosas más curiosas que se pudieron encontrar fueron los brujos procedentes de Catemaco, Veracruz.
Primero, por la mañana, al caminar por la calle se podía observar un grupo de personas en círculo con la mano extendida hacia el centro y ofreciéndoles billetes a quienes se encontraban en medio.
Al intentar tomarles una foto, uno de las personas se quedó observando fijamente al celular. “Somos de Catemaco. Yo soy maestro”, comentó.
Al pedirle una entrevista contestó que sí pero más tarde, pues acababan de llegar y necesitaban conseguir el dinero que les cobraron para instalarse
“Necesitamos conseguir 5 mil pesos. Danos chance. Ven al rato y te doy unas palabras”, contestó.
En lugar de la entrevista me regaló un dije “bendecido” —según sus palabras—, en la tierra de los brujos.
Más tarde, al regresar por la entrevista, se encontraban otras personas rodeando al “vidente”, haciendo la misma “ceremonia” y argumentada con el mismo discurso.
Hizo un juego de cartas. Un acto adivinatorio con dos de sus asistentes en donde acertaba, aún trayendo un pañuelo cubriéndole los ojos, la cantidad de monedas que la gente le entregaba al merolico.
El protagonista varias veces aseguró ser de aquella tierra, mientras daba la demostración.
DATOS
150 policías vigilaron la seguridad.
300 puestos (aproximadamente) se colocaron en torno a Catedral.
7 tramos de calles fueron cerrados a la circulación.