La fe, mueve montañas
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La fe, mueve montañas
ESTIMADA ANA:
Como familia, estamos pasando por una situación muy crítica. Mi esposo se quedó sin trabajo hace más de 4 años y es fecha que no ha podido volver a tener un empleo formal, han sido solo eventuales, informales y sin contrato.
Pedí dinero prestado a mi familia para comenzar un pequeño negocio en la casa pero por cuestiones de trámites no he podido arrancar. Fue justo cuando mi esposo se quedó sin trabajo cuando nació nuestro hijo, afortunadamente es un niño sano, feliz y su edad no tiene por qué enterarse por todo lo que hemos pasado los últimos años.
Me siento muy triste pero sobre todo frustrada, han sido años muy pesados, difíciles y complicados en muchos aspectos y nos solo como familia, sino como pareja y aunque tenemos el apoyo de mis papás, no puedo evitar sentirme mal, pues ellos se preocupan por nuestra situación económica, pero no de mi situación emocional.
Sé que sus intenciones son buenas, pero a veces el apoyo que me dan no es meramente lo ideal, pues me sugieren ciertas soluciones que son poco factibles para mi situación.
Entre mi esposo y yo las cosas no marchan del todo bien, emocionalmente él tampoco está al cien por ciento. Nos hemos alejado mucho porque él está hundido en una depresión que no le permite ayudarme, pero tampoco recibir ayuda de mi parte.
Ya no existen entre nosotros muestras de cariño, abrazos ni complicidad como antes. Ahora parecemos desconocidos solamente tratando de sobrevivir, sin sentido. No nos entendemos y discutimos por todo, tratamos de que en frente del niño todo parezca normal entre nosotros, aunque sabemos que no es así.
Hace algunos días comencé a descargar mis enojos y frustraciones con mi hijo, lo regaño por tonterías, cosas insignificantes, le grito y al final tengo muchos remordimientos, lloro y me arrepiento. Esto me ha sentir agotada y sin ganas de continuar.
He pensado en recurrir a un psicólogo, pero definitivamente no tengo dinero para eso y es un hecho que no quiero tomar ningún tranquilizante porque sé que no es la solución.
Pero a la vez estoy desesperada, ya no quiero que mi hijo me vea así, quiero que vea felices a sus papás, que esté en un ambiente tranquilo, feliz y lleno de paz, como siempre lo soñamos.
Gracias por su atención, IRASEMA
ESTIMADA IRASEMA:
Alto, no te dejes llevar por el desánimo, no pierdas la fuerza que sé que existe en tu interior, eres una mujer, esposa y una madre fuerte, llena de vitalidad que puede demostrar a ti misma y a los demás, que puedes salir de esta difícil situación.
Responsabilizarte de la situación, afrontando con madurez las cosas es la mejor manera de demostrarle a tu hija que las cosas tienen solución siempre y cuando las enfrentes y realmente tengas el deseo de que todo cambie.
Eres el pilar de la familia, es importante además, que tu esposo reciba ese apoyo que tanto necesita. Decide tú qué es lo que deseas para él, busca ayuda profesional lo más pronto posible para que juntos salgan adelante.
Complementen la ayuda profesional con algunas actividades que como pareja y familia definitivamente les ayudarán. Hagan ejercicio juntos, una simple caminata a día marca la diferencia tanto en el aspecto físico como en el emocional.
No se dejen vencer por una situación temporal, por algo que hasta cierto punto está al su alcance solucionar. Vean la otra cara de las cosas y valoren lo que tienen a su alrededor: un hijo sano, una familia que los apoya, techo, comida y sobre todo salud. No se dejen vencer, no se rindan en plena batalla, esfuércense por lograr salir de este episodio, que les aseguro, pronto quedará en el anecdotario.
Y sé que por lo que actualmente están pasando quizá no es lo ideal, pero no sirve de nada desear estar mejor o tener más dinero si no hacen nada para conseguirlo, así es que manos a la obra, pónganse en acción para que los cambios se vayan dando.
“La fe, mueve montañas”
ANA
Todos tenemos problemas. ¿Cuál es el suyo?
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ANA APARTADO 500 o BOULEVARD V. CARRANZA
y CHIAPAS, SALTILLO, COAH.
También puede hacerlo vía internet: ana@vanguardia.com.mx