La temeraria forma de conducir de Max Verstappen, el piloto holandés de 18 años que compite en la Fórmula 1, ha sido motivo de debate desde que se unió a la máxima categoría del automovilismo. Pero ha llegado la gota que rebosó el vaso, y el mundo de la F1 se hartó del conductor de Red Bull.

El pasado domingo, en el circuito de Spa-Francorchamps, el adolescente volvió a tener cruces en la pista con sus colegas. Uno de los más fuertes fue en la largada, cuando chocó con Kimi Raikkonen y Sebastian Vettel.

"Se está ganando muchos enemigos dentro de la parrilla", advirtió el alemán de Ferrari. Lo peor es que Verstappen reconoció que, en algunos momentos, actuó de mala manera para vengarse de alguna mala maniobra que lo había perjudicado. De hecho, confesó que se sintió amenazado por Raikkonen en la salida y quiso devolvérselo.

"Creo que deberían entenderlo. No voy a decirles: 'Venga, pasa', después de lo que ocurrió en la primera curva. Si no hubiera sucedido eso, no habría sido tan agresivo", confesó el holandés.

Los incidentes en la pista y sus declaraciones posteriores le valieron varias críticas al joven competidor. El ex piloto canadiense Jaques Villeneuve, por ejemplo, afirmó que "la FIA quiere construir una superestrella y lo deja hacer cualquier cosa".

Pero uno de los más duros a la hora de reprobar a Verstappen fue el mítico Niki Lauda: "La crítica de Kimi estaba plenamente justificada, y él (Max) necesita un psiquiatra si dice que fue culpa de Raikkonen".

Si bien Lauda dijo que le gusta el "estilo agresivo" de Max, consideró que algunos de sus movimientos no son correctos. "El joven es el talento del siglo, pero si no entiende que hace algo mal, voy a hablar con su padre, Jos, para decirle que debe conversar con su niño. Está muy por encima del límite", comentó en declaraciones a la televisión alemana RTL.