La estructura socio-económica detrás del lunes negro del petróleo

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La estructura socio-económica detrás del lunes negro del petróleo

Especial

Lo que sucedió el lunes 20 de abril ha sido insólito: se desplomó el índice de cotizaciones del barril petrolero a números negativos. Esto es alarmante, pero no catastrófico como varios analistas económicos lo plantean.

Este fenómeno tiene un origen y un por qué. La pandemia mundial que estamos viviendo por el virus COVID19 provocó la reducción de la demanda petrolera a nivel mundial por las restricciones en las políticas de salud para evitar contagios masivos, dando como resultado la reducción del uso de la gasolina y de la demanda de trasporte público-privado y, por lo tanto, el desacelere en la industria a nivel mundial sobre la mitad de su capacidad productiva como fuerte consumidor de petróleo y sus derivados.

Otro fenómeno que está ligado es la tensión entre Arabia Saudita y Rusia para establecer un nivel de producción diaria de barriles, el resultado fue desastroso y Arabia Saudita fijo su propio nivel de producción a 12 millones de barriles diarios, lo cual tuvo como consecuencia inundar el mercado mundial de crudo y que, por ende, cayera el precio de la venta de barril a 30% de su precio por sobreproducción más de lo que se demanda en el mercado mundial.

A raíz de esto, en el día 9 de marzo, los principales índices de cotizaciones de la bolsa de valores más importantes del mundo tuvieron un desplome del 8%, siendo el más trágico desde la crisis financiera mundial del 2009. Por lo tanto, la crisis latente sanitaria mundial que está en puerta ocasiona a los inversionistas incertidumbre sobre su capital.

Los estragos ocasionales en el mercado mundial del crudo, la reducción abrupta del precio de venta del barril petrolero y los resultados catastróficos por la pandemia llevo a que los miembros de la OPEP, más aliados y otros productores de petróleo buscaran fijar otro acuerdo de niveles de producción y romper las tensiones entre Arabia Saudita y Rusia, siendo así que el pasado 13 de abril llegaron a un acuerdo para la reducción de 9,7 millones de barriles diarios en los meses de mayo y junio para estabilizar el precio del barril en el mercado mundial.

La caída de las cotizaciones del índice crude oil el pasado lunes en la bolsa de New York, donde tienen como referencia el West Texas Intermédiate (WTI) y Brent (BZ), son las mezclas de referencia mundial para la fijación del precio de venta del barril en el mercado mundial de crudo, sin embargo, lo ocurrido es algo inédito en la historia moderna que hasta los analistas financieros lo están llamando “lunes negro” por la caída tan abrumadora del WTI de -305,97% de sus cotizaciones capitalizables, es decir, el precio de su acción (la parte proporción del total de capital de una empresa, que esta expresado en un título de propiedad).

A raíz de la crisis sanitaria por la pandemia del COVID19, que da como resultado directo la desaceleración económica y la reducción de manera considerable de la movilidad social (y comercial) de la población mundial, se suma a esto los conflictos de los principales productores de petróleo que trajo como consecuencia la inundación del barril del combustible fósil en el mercado mundial y la negación de pagar los contratos a futuros que mes con mes lo hacían los acreedores industriales y comerciales de EEUU. 

Lo anterior ocasionó una sobreoferta que llevó a su pérdida de precio de venta (es la magnitud de valor que es expresado en dinero, más costos de producción y más una ganancia determinada por el intercambio en el mercado) en el mercado mundial; y no de su valor (como algunos analistas afirman), que es el tiempo de trabajo socialmente necesario (promedio de tiempo) para producirlo, de manera que, es el mismo. En consecuencia: el precio de venta mucho menor a su valor.

Teniendo en cuenta lo anterior, la sobreproducción de crudo que sobrepasa a la exigencia de la demanda y lleva a convertirse la extracción de petróleo como una actividad económica estéril, por lo tanto, el proceso de producción de envasar barriles petróleo es inútil e innecesaria y deja de ser rentable por la falta de mercado que lo quiera adquirir, siendo una evidente actividad improductiva para la lógica del capital.

El desplome del WIT en el índice crude oil es la pérdida del valor de la acción dentro del mercado de valores, por la nula producción de crudo por el exceso de barriles petroleros que no son consumidos que hace que en el mercado valores de New York pierda el precio de la acción por la falta de producción y extracción petrolera, es decir, un titulo de propiedad (acción) inexistente que no contiene rentabilidad en el futuro. Sin embargo, el precio de venta del barril de petróleo en el mercado mundial de crudo está fijado con base a la producción existente en el stock de almacenamiento, que está saturado hasta junio. En consecuencia, el valor es mayor que su precio, por la reducción de la demanda de extracción de petróleo, en modo que un precio a la venta en el mercado mundial es exageradamente barato.

Para concluir, el desplome del precio del petróleo es el resultado de una crisis sistemática que se aceleró por las crisis sanitarias que estamos viviendo, y que tiene la posibilidad de abrir la puerta a la crisis económica mundial más severa que tendrá el planeta.  Sin lugar a dudas lo aconteciódo dejará una reflexión para establecer un “nuevo paradigma económico mundial” y una nueva forma de organización en la estructura socio-económica.