La epidemia de la burbuja
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La epidemia de la burbuja
“Cámara o lugar acondicionado para que un ser vivo pueda estar aislado de gérmenes o toxinas”. Las burbujas están de moda. Estamos rodeados de gente que ya tiene la suya. Es más, me atrevería a decir que los que leemos estas líneas pasamos cada vez ratos más prolongados y frecuentes dentro de la nuestra y todos conocemos a alguien que no se atreve a salir ni unos minutos de la suya por no “contaminarse”.
Algunos recordarán la película “Bubble Boy” o el “Chico de la Burbuja”. La primera versión de los 70 (Travolta) y una más reciente del 2001 (Gyllenhaal). El protagonista es un joven con un sistema inmunológico que no funciona, por lo que es necesario protegerlo de gérmenes y toxinas que pudieran ser mortales para alguien en su condición. Por ello, tiene que pasar su vida aislado del mundo exterior, todo lo que consume tiene que ser previamente desinfectado y no puede tener contacto con nadie.
Ahora, voltea a tu alrededor y piensa si tu familiar, amigo o compañero de trabajo está en su burbuja. No quiere decir que esté enfermo o necesite un ambiente limpio por salud. Me refiero a si esa persona, como muchos de nosotros, ha creado su propia burbuja virtual para evitar ser “contaminado” por información que su cerebro o corazón no están dispuestos a procesar o entender. Sin que se hable mucho de esto, me parece que vivimos la epidemia de la burbuja. La enfermedad sin muertos más grave de las últimas décadas. Tenemos tanta información disponible y tantos medios para acceder a ella todo el tiempo que de pronto somos dueños de la verdad, una sola verdad, nuestra verdad… casi más poderosa que la de Niurka.
Todos nos hemos topado con ese amigo que en temas de religión, futbol, pero sobretodo política no se mueve ni un milímetro. Es más, usted o yo podríamos ser o haber sido “ese amigo”, aquel que se vale de cualquier pedazo de información (real o falsa) para validar sus creencias, posturas e ideas. El vegetariano (por no nombrar partidos o candidatos) tomará cualquier rumor acerca de lo peligrosa que es la carne roja para reforzar sus creencias vegetarianas y su afición a la lechuga. En cambio, el que le gusta el vino no dudará en diseminar ese nota del periódico donde se publica que un estudio de la universidad local del pueblo llamado Sinciencia dice que tomar dos copas de vino al día es bueno para la salud. Ni uno ni otro están en búsqueda de datos duros para validar su preferencia y si acaso tienen dudas, se aseguran de no aparecer débiles o frágiles ante los demás, eso los haría ver propensos a infectarse con la verdad de alguien más.
Es apropiado y conveniente para un país como el nuestro, donde la democracia es joven (y frágil) y donde los de siempre siguen haciendo lo de siempre, que salgamos de la burbuja y nos abramos a entender a los demás.
Consideremos que en el mejor de los casos, tendremos a más del 60 por ciento de nuestros conciudadanos prefiriendo a un candidato distinto al nuestro. Aun con las coaliciones es difícil que alguno obtenga más del 40 por ciento, en cuyo caso será un reto para el ganador, pero también para los perdedores, tratar de encontrarle la cuadratura al círculo. México no puede aspirar a cambios relevantes si estamos divididos y sin poder encontrar aquellas áreas donde las burbujas de unos y otros son compatibles.
@josedenigris
josedenigris@yahoo.com