La destitución de Dilma
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La destitución de Dilma
Después de algunos meses de investigaciones y procedimientos políticos, el día miércoles, el Senado de Brasil decidió por 61 votos contra 20 la separación definitiva de Dilma Rousseff del cargo de Presidenta, lo que implica que el actual presidente interino, Michel Temer, tendrá que concluir el periodo constitucional que acaba en 2018.
Además, Dilma fue inhabilitada para ejercer cargos públicos por 8 años, lo que complica la posibilidad de que ella o Lula puedan volver a competir por la Presidencia, con lo que se dejaría al Partido de los Trabajadores sin posibilidades reales de volver al poder en 2018.
Esta parecerá un victoria de los partidos que votaron a favor de la destitución, en especial del PMDB y PSDB, que son las dos fuerzas políticas que hoy tendrían mayores posibilidades de triunfar en la elección de 2018, sin embargo, la realidad es que el caso de Dilma sienta un precedente institucional que pondrá en peligro la permanencia de cualquier Presidente de Brasil en los próximos años.
El problema de fondo es que en Brasil existe una híper fragmentación del poder político, de tal manera que todo Presidente requerirá tener acuerdos con decenas de partidos políticos para mantenerse en el poder y es previsible que algunos de ellos no desaprovechen la oportunidad para chantajear al Ejecutivo para obtener beneficios a cambio de seguir dando su apoyo.
Dicho lo anterior de otra forma, hoy le toca perder a Dilma y al Partido de los Trabajadores, pero las posibilidades de que este tipo de procedimientos se vuelvan a presentar en un futuro, se incrementan de manera importante.
Esto tendrá efectos negativos en el desempeño del Gobierno de Brasil, en primera instancia porque como la posición del Presidente será más endeble, los mandatarios no tendrán incentivos para tomar riesgos, por lo que es previsible que opten por políticas simples y cambios marginales, en lugar de apostar por los cambios profundos.
En segundo término, debido a que los Presidentes se volverán rehenes de los principales partidos en el Congreso y terminarán poniendo en marcha programas que satisfacen a grupos de presión determinados, de tal forma que las acciones de los gobiernos irán encaminadas a mantener contentas a las clientelas y no a todos los ciudadanos.
Por último, la inestabilidad y la necesidad para mantenerse en el poder de los Presidentes podrán generar alianzas contra natura, es decir, uniones pragmáticas de fuerzas políticas antagónicas que sólo sirvan para mantener el poder a toda costa.
Podría terminar el artículo diciendo que es probable que en el futuro Dilma Rousseff vaya a tener la oportunidad de revancha, lo que sin duda es una posibilidad, pero también es posible que nunca la tenga, 8 años fuera del espacio público pueden ser fatales, más cuando se deja el poder con índices tan bajos de popularidad. Así que puede que ya se haya escrito el último capítulo de la historia política de Dilma.
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@victorsanval