La despedida
Usted está aquí
La despedida
“La mujer verdaderamente emancipada, acepta la escala de valores masculina para así emerger a la luz de la trascendencia y llenar sus ansias de libertad. Pero para que esto se produzca son necesarias unas condiciones de economía y una serie de transformaciones psicológicas en los hombres y en las mujeres” Simone de Beauvoir.
“Dios se atiene de los buenos”, alcancé a escuchar a mi sabia abuela Doña Lupe y tal vez el consuelo es lo único que resultó de esta larga jornada en pos de la redención de Cecy Rodríguez Melo.
Aún con esa mezcla de dolor y resignación al verme sabedor que Dios me dio el privilegio de estar en su vida y ahora nos la arrebata, anoto virtudes y gozos de un personaje singular de mi tierra.
Cecy fue una mujer de su época, en los tiempos en que ser mujer era luchar por ser reconocida y tener un lugar en cualquier parte: casa, escuela, trabajo, sociedad. Se abrió paso en una comunidad a pesar de los tiempos y las circunstancias que tuvo que vencer.
Y es que por ejemplo, fue hasta mediados del Siglo 20, cuando en México una mujer podía votar y hasta los años 80 tuvimos una mujer como gobernadora, haga cuentas. De lo que estoy seguro es que ella, fue una de los primeros votantes de esta historia.
Educadora muy joven logró ser directora fundadora del jardín “Alberto del Canto” en el populoso barrio del Ojo de Agua, lugar en el que no solo se consignó a la tarea, sino adoptó otras más importantes como las de luchadora social e impulsora del reconocimiento de la danza matlachina mas allá de los límites de esta ciudad.
En el ínter formo parte del grupo de teatro que fue referente a todos los tiempos de la historia dramaturgia de Coahuila al lado de Doña Carmen Aguirre y Héctor González, apoyando las carreras de noveles muchachos que se convertirían en famosos actores: Mundo Arizpe, Chuy Valdés y Rene Gil entre otros.
Regresó a Saltillo para continuar su labor de promotora del arte y la cultura al ser nombrada directora del Centro Cultural y de Bellas Artes Santa Anita en 1977, enclavada en la antigua hacienda de los Ferrara, lugar en el que no solamente hizo notar su estilo de administración honesta, sino que logró el reconocimiento permanente de una casa del talento, prácticamente hasta su partida por estos días.
Además su participación activa en la investigación sobre las técnicas de motivación en la educación de los infantes, la llevó a presidir el capítulo México de la Organización Mundial de Educación Pre-escolar, logrando impulsar reformas significativas en el aprendizaje infantil.
¿A qué designios atenderá Dios para llevarse a nuestros seres queridos?, ¿cuál será su profundo pensamiento? El amor fraternal implica no solo un sentimiento, sino es la hechura de los muchos días de una afinidad manifiesta, de una entrega, de una tarea continua.
Cecy fue una mujer solidaria,ejemplar, bondadosa, con un carácter necesario para la difícil época en la que debió abrirse paso por entre ese berenjenal que es la cultura desde el poder y sobre todo para hacer las cosas, creando espacios accesibles a las artes.
Su práctica del amor fraternal, después tradujo al amor filial para con sus hijos y sus sobrinos, a través de un ejemplo de vida.
Me niego a dejarte ir Cecy, porque te condeno al recuerdo amoroso y te advierto que tu obra permanece.
Perdí en ti por segunda vez a mi madre, pero que le vamos a hacer, si Dios se sirve de los buenos. Que la tierra se te eleve.