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A la deriva, mujeres con cáncer de mama en Coahuila
Cancelación de quimioterapias, falta de radiaciones, desabasto de medicamentos, indiferencia de funcionarios, falsa propaganda, término de programas, falta de infraestructura, hospitales inconclusos, falta de estudios oncológicos... es a lo que a diario se enfrentan decenas de mujeres que libran una férrea lucha contra el cáncer.
VANGUARDIA entrevistó a 6 mujeres con cáncer de mama, quienes narraron cómo la pandemia de COVID-19 y un sistema de salud en crisis desde hace muchos años, se han convertido en otros de los síntomas más dolorosos de padecer en México y durante este periodo de la historia.
Coahuila es una de las entidades que registra altos índices de cáncer de mama a nivel nacional. En las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2019 la entidad ocupaba el tercer lugar en México de muertes por cáncer de mama, después de Chihuahua y el Distrito Federal.
Tiene 20 fallecimientos por cada 100 mil habitantes de mujeres mayores a 20 años. La media nacional es de 14.08 casos.
Incluso durante esta pandemia se han reducido las detecciones de cáncer debido a que las mujeres tienen miedo de contraer el virus en las clínicas ambulatorias. Las fundaciones como Casa Rosa, A.C., señalan que se debe al miedo por acudir a un centro de salud al ser una población en riesgo.
El tiempo es fundamental para quien padece cáncer y la mayoría de las entrevistadas narró que en la actualidad hay un problema muy grave con la falta de tratamientos y medicamento, además de la disponibilidad de los especialistas, así como el seguimiento de las detecciones que se hacen a través de programas públicos, cuestión que han aprovechado los gobiernos para hacer publicidad engañosa.
La seis entrevistadas pertenecen a clínicas del ISSSTE y del IMSS y reciben atención directamente de las instituciones de la Secretaría de Salud en el Estado.
Entre los casos más graves se encuentran el resurgimiento del cáncer por falta de quimioterapias, de la paciente María del Rosario Prado Herrera, a quien le diagnosticaron el cáncer el mes de diciembre de 2018. Ella es derechohabiente del Seguro Social.
Otro es la poca claridad del Insabi —Instituto de Salud para el Bienestar—, después de terminar el Seguro Popular para acceder a los recursos y poder solventar en tratamiento, por parte de Aquilina Palomo Ibarra, quien tiene 67 años y es trabajadora doméstica.
También denuncia la falta de estudios oncológicos para saber sí las células cancerígenas han mutado a otros órganos del cuerpo, como es el caso de Juana María Sánchez Malacara.
Entre los testimonio, las mujeres narraron que a pesar de que las autoridades estatales cada año realicen una campaña de detección oportuna de cáncer, el problema surge después de haber sido detectado, pues las instituciones públicas no tienen la capacidad de garantizar el derecho constitucional a la salud. Incluso, aseguraron, que a falta de quimioterapias, amigas suyas que libraban la batalla de contra el cáncer de mama, murieron después de medio año sin recibir tratamiento.