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‘La democracia está más débil que nunca’: Glenn Close
Al entrar a la habitación y encontrarte con una actriz de renombre como es Glenn Close acompañada de su hija Annie Starke, es inevitable sentirte abrumado ante un ícono del cine como es ella, única, elegante, discreta y con las ideas claras.
Glenn Close (19 de marzo de 1947, Connecticut, Estados Unidos) y Annie Starke (26 de abril de 1988, Connecticut, Estados Unidos), ambas actrices, madre e hija se juntan para hablar de su nuevo proyecto, “The Wife” (“La buena esposa”) basada en la novela del mismo título de Meg Wolitzer y dirigida por el sueco Björn Runge.
“The Wife” pone el foco en los sacrificios que durante 40 años ha llevado a cabo una mujer por el éxito de su marido, escritor, y en cómo todo se desmorona justo cuando él recibe el Nobel.
Además de este trabajo conjunto, ambas encarnando el papel de Joan Castleman (Glenn de mayor y Annie de joven), esposa del escritor Joe Castleman (papel interpetado por Jonathan Pryce), Glenn y Annie se atreven a hablar de política, ¿por qué no?.
El personaje de Joan Castleman constantemente quiere salir de su situación pero aparentemente siempre hay algo externo que lo impide. ¿Eso es así o es una excusa que ella misma se pone para continuar justificando a su marido (Joe Castleman)?.
G.C. Al final el personaje y la relación entre ellos dos ha desarrollado una serie de patrones de comportamiento desde hace años y es verdad que ella cuando es joven quiere escribir pero no encuentra la confianza para ello y es el marido el que al final se convierte en su editor. Hay una relación simbiótica ente ellos de tal manera que ella misma no se permite hacer nada para solucionarlo hasta que es demasiado tarde. La diferencia entre ellos es algo que acepta de joven pero que la Joan mayor es una persona descontenta.
Como se han planteado sus personajes, al interpretarse siendo madre e hija como la misma persona en momentos diferentes. Además, al principio están en una reunión con editoras y una de ellas dice “yo he publicado un montón de libros pero nadie me ha leído”. Quería saber si Joan también sacrifica el reconocimiento en función de que alguien les lea.
A.S.Fue un trabajo muy colaborativo entre nosotras, Jane Anderson, la guionista, y Björn, el director. Afortunadamente tuvimos mucho tiempo hasta que arrancó la película para hablar y desarrollar el personaje para poder darle los matices.
Sobre la segunda pregunta, no era fácil ser una mujer creativa en los años 50. No sólo era una sociedad muy masculina si no que el mundo literario lo era aún más. Encontrarse con el personaje de Elisabeth McGovern, que era una figura que Joan admiraba y en la que se ve reflejada como le gustaría ser, y le diga eso, es una puñalada en el corazón. Habiendo dicho todo eso, sólo la incita a escribir y necesita hacerlo a través de su marido para satisfacer esa necesidad.
G.C. Es una cosa que empieza sin saber bien las consecuencias. Es un efecto bola de nieve que al final de la película se descontrola y el personaje mayor se encuentra con un problema de difícil solución. A lo largo de la historia muchas mujeres han escrito con seudónimos o nombres de hombre para poder ser editadas.
Había algo muy real en las primeras escenas cuando ella critica el trabajo de su esposo. Él se indigna mucho y dice que si no adora su trabajo, la relación no puede funcionar, ya que si no le adora es que no le quiere.
(Pregunta) Salvo alguna excepción, prácticamente el premio Nobel de literatura siempre se ha entregado a un hombre. Lo mismo pasa con los Oscar. ¿Cree que el arte siempre ha estado dominado por el heteropatriarcado y creen que está cambiando la situación?.
G.C. Está bastante claro que hay más directores hombres en la industria ahora mismo. Pero la cosa esta cambiando poco a poco.
A.S. Estoy muy impresionada porque en nuestro país en los Emmys que premian la televisión, se den habitualmente premios a directoras, a guionistas... Hace un año, por ejemplo, el premio al mejor guion de comedia lo ganó una mujer negra además, que parece que resulta difícil de ver (risas).
GLENN CLOSE: 'LA DEMOCRACIA ESTÁ MÁS DÉBIL QUE NUNCA'
Hace un par de años se acercó Arnold Schwarzenegger por el Festival de Cine de San Sebastián y estuvo hablando de la situación que viven en el país con Donald Trump. ¿Cuál es su estado de ánimo con todas las reformas que el presidente está haciendo en el país?.
G.C. Terrible. Es horrible para todos los americanos. La democracia está más débil que nunca. La democracia necesita consenso y el pueblo está dispuesto a comprometerse pero para ello necesita una prensa libre y sin presiones. Todo está polarizado en nuestro país ahora mismo y eso es muy peligroso. Quizás lo único bueno es que la gente apática que no votó o no tenía opinión ahora está despertando. Lo siento físicamente. Todo es muy estresante en ese sentido.
A.S. Siempre he intentado estar todo lo informada que he podido sobre política. Ahora siento que América está bajo un ataque. Sé que todo el mundo tiene un ojo puesto en nuestro país y me da la sensación que todo en lo que he creído es ahora falso, que no reconozco mi país. Lo que tenemos aún, gracias a Dios, es una prensa libre. Hay mucha gente trabajando incansablemente para que esto siga siendo así. Es un hombre peligroso. Teniendo un líder que no tienen ningún tipo de sentido de la historia o del respeto a los demás es humillante.
¿Y cómo explica que tantas mujeres votaran por él?
G.C. Creo que la realidad es que hay mucha gente muy enfadada porque el gobierno se ha olvidado de ellos. Constantemente los demócratas intentan deshacer lo que hacen los republicanos y viceversa. Y eso no tiene nada que ver con el pueblo. Y el pueblo tiene razones para estar disgustado con unos políticos que no les representan y una mujer puede pensar que Trump personificaba algo completamente diferente y pensaron que podía hacer las cosas de otra manera. Y al final han resultado incluso peores. Por suerte, el pueblo ya se ha dado cuenta que todo son mentiras.