La democracia en la UAdeC

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La democracia en la UAdeC

Ilustración: Vanguardia/Alejandro Medina
Desde que el voto es universal; es decir, que vale lo mismo el de los estudiantes que el de los maestros, los primeros deciden su ‘democracia’
Se dice que la democracia nació en Grecia. Hay que revisar el dato: los griegos no eran democráticos en el sentido que lo entendemos. Los notables de Atenas encontraron una forma de señorío para asegurar sus intereses. Crearon ejércitos muy agresivos enviados a atacar a pueblos más débiles para robarlos y cobrarles impuestos (lea a Tucídides). Las mujeres estaban excluidas de cualquier reunión. 
 
Era sociedad esclavista. El campesinado era muy oprimido. El historiador René Labrousse mostró que los esclavos, en Grecia, tenían una vida más placentera que los aldeanos. Era su democracia.
 
Nosotros tenemos una que no implica participación ciudadana y menos aún podríamos definirla como “poder del pueblo” (demos: pueblo; kratos: poder). Del tema, los mexicanos no sabemos gran cosa. Se parece a la griega, pero es más perversa: unos cuantos millonarios, banqueros, priistas, panistas, líderes obreros y sus iguales son el verdadero, el único poder. El concepto “pueblo” es la retórica más vergonzosa de México. No hay democracia. Quizás la haya en algunas comunidades indígenas y tampoco es un modelo (una mujer de Oaxaca ganó la presidencia por votos y los machos le dieron en la madre y no tomó el “poder”).
 
Hace cuatro o cinco años publiqué en VANGUARDIA un artículo en que reflexionaba sobre la democracia de la universidad y proponía que discutiésemos desde adentro (los que estamos concernidos) cuál democracia o cuál sistema de gobierno, de organización, de exigencias nos serviría más. El rector de entonces al menos en dos ocasiones (que yo estaba presente) dijo que esa forma democrática la habían ganado en la lucha por la autonomía y que no había nada qué cambiar. Por su parte, el gobernador Rubén Moreira declaró ante el público y la prensa que la UAdeC era un modelo de democracia y que era la universidad más democrática del país. Bien, ahí hay dos posiciones. La mía, evidentemente, era distinta. No propuse nada concreto, únicamente reflexionar.
 
Cualquier profesor de escuela o facultad conoce el caminito: haces carnes asadas, borracheras, festejas a los alumnos de primer semestre y te hacen director de inmediato. ¿Había otros maestros más preparados, con méritos, inteligentes, productivos?, eso no sirve, nada más vale el voto de los chiquitines. Y no me diga que no, querido lector. Una preparatoria de la universidad fue propiedad de una familia durante 22 años (se pasaron la dirección de hermanos a hermanas, primos…) y la Escuela de Psicología fue feudo de un matrimonio por 12 años. La receta es básica.
 
Desde el momento en que el voto es universal, es decir, que vale lo mismo el de los estudiantes que el de los maestros, los primeros deciden su “democracia”. Piense usted: el voto de un muchachito de 17 años que no sabe ni donde quedan los baños tiene igual valor que el de Humberto Madrid, una gloria en Matemáticas, respetado en todo México y otros países. ¡No checa!, ¿verdad?
 
Tal vez cuando conquistaron la autonomía pensaban en la participación o en el poder popular. ¡Admirable!, pero ya pasaron 60 años y el mundo cambió y la universidad debe cambiar. La UNAM no elige rector, lo hace un grupo de notables, no sé cuántos, entiendo que son 12 ó 13 los electores. La Universidad de Sonora, que fue sumamente radical (de izquierda), no elige rector, lo hace un grupo de señores ricos de Hermosillo. Y no es eso lo que deseo para la UAdeC, ni de chiste.
 
Desde la creación de la Universidad de Coahuila y su paso a autónoma, todos los rectores han sido impuestos. Es historia. Ahora se presenta al probable rector, Salvador Hernández Vélez, la mejor oportunidad del mundo. Puede transformar a la UAdeC no sólo en el sistema electoral (directores y rector), sino en cosas más sustantivas: investigación, mejores maestros (con postgrado, colocados en escuelas en que coincide su formación con el programa de estudios), más publicaciones, becas a los mejores estudiantes, estímulos a la productividad...
 
Un libro surgido de una reflexión colectiva hecha por profesores de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco se titula “La universidad imaginada”. Pasé el texto a Hernández Vélez y sé que lo leyó y le gustó, porque me lo dijo. Dejo el tema sin concluir.