La Decena Trágica

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La Decena Trágica

¿Cómo hablar de La Decena Trágica sin que suene tan trágico?

Doy vueltas en la cabeza a tanta tragedia, sangre, corrupción y traiciones, que la única manera que encuentro para describirlo es comenzando con Francisco I. Madero. El presidente derrocado,  traicionado, asesinado; su hermano masacrado, su viuda incansable, amiga y compañera, su numerosa familia originaria de Coahuila.

Hablar de La Decena Trágica, teniendo a Francisco I. Madero como principal protagonista es analizar sus cómo, sus por qué, cuándo, dónde; pero sobre todo ¿por qué confiaba una y otra vez en el asesino y traidor de Huerta?, ¿por qué hizo caso omiso a todas las advertencias?, ¿por qué no escuchó a su propia madre que lo visitó un día antes para advertirle de Huerta?, ¿por qué ignoró a su hermano Gustavo, quien le llevó personalmente a Huerta, encañonado con su propia pistola, para advertirle que era un gran traidor?, ¿qué pasaba por la mente de Madero..?

El Coahuilense fue el iniciador tangible de la Revolución Mexicana. Con un Pancho Villa desde el norte y un Emiliano Zapata desde el Sur, apoyándolo incondicionalmente para derrocar a Porfirio Díaz del poder.

Con la publicación de su libro “La Sucesión presidencial”, Francisco I. Madero convoca a los mexicanos a unirse en una Revolución para quitar a Díaz. Y lo logró, Porfirio Díaz renuncia en 1911 a la Presidencia y Madero es elegido, por votación, democráticamente, como Presidente de México.

Pero… ahí viene la lista de errores, de un hombre que nació en una cuna de empresarios y políticos de mucho poder en el norte de México.

Era un hombre intelectual, preparado en las mejores universidades de Estados Unidos y Europa, se casó con una mujer igual de preparada e intelectual, Sara Pérez Romero, quien le sobrevivió 39 años a su muerte.

Francisco I. Madero creyó que teniendo de su parte a algunos aliados del porfiriato, no tendría tantos enemigos y sería bien visto, sobre todo, por los inversionistas extranjeros y con los burgueses, con esta clase social y política que no veía con buenos ojos a este hombre que les vino a quitar su estabilidad comercial y económica.

Hay que entender los hechos por el tiempo y espacio en que vivía México. Mucha gente estaba enojada con la Revolución: los grandes hacendados, los gringos con sus empresas instaladas en México, los burgueses, ¡querían seguir explotando a miles de trabajadores y campesinos! ¡Querían seguir teniendo esa vida de lujos y comodidades que encontraron con Porfirio Díaz!

Ah, pero llegó un hombrecillo del norte de México y les quitó todas sus dádivas.

Y sus peores enemigos, el embajador de Estados Unidos en México, Henry Lane Wilson y una docena de militares porfiristas, fueron aquellos a los que Madero se acercó para –intentar- tener éxito en su intento de democratizar México.

Error, el más grande sus errores de Madero, fue seguir al pie de la letra aquella frase de Sun-Tzu: “a tus amigos cerca, a tus enemigos más cerca”. Error fatal, porque le costó la vida.

Ubiquemos los hechos.

Madero asume el poder en noviembre de 1911, por el voto popular.

En febrero de 1913, Manuel Mondragón inicia el Golpe de Estado para derrocar a Madero. Saca de la prisión de Tlatelolco al General Bernardo Reyes y a Félix Díaz, sobrino de Porfirio Díaz, para que les ayuden a quitar a Madero del poder.

Bernardo Reyes, después de ser gobernador de Nuevo León, rompe con Madero y desde Texas promulga el Plan de la Soledad, con el que intenta derrocarlo. No consiguió apoyo y se entrega, lo aprehenden en Linares, Nuevo León, y es encarcelado en la prisión de Tlatelolco. Félix Díaz, por su parte, intentó un levantamiento en 1912 desde Veracruz, y tampoco tiene éxito y es aprehendido y encarcelado en Lecumberri. Madero decide no ejecutarlos…

Cuando Mondragón los libera, el 9 de febrero de 1913, Reyes intentó tomar el Palacio Nacional –él solito, sin la ayuda ni el apoyo de nadie- y fue muerto ahí, montando a caballo, en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, por los militares que ya se apostaban para defender la plaza.

Imaginemos la escena:

La balacera comienza cuando matan a Reyes y duró más de 2 horas. Entre civiles y las bajas de ambos bandos, suman alrededor de 200 muertos, nada más en el Zócalo de la Ciudad de México. Porque algunas fuentes afirman que fueron entre 500 y 800 muertos en los 10 días que dura la Decena Trágica.

Luego del enfrentamiento entre los federales y los cadetes de la Escuela Militar de Aspirantes, el general Lauro Villar, fiel y leal a Madero, pone orden en la plaza, avisa por teléfono a Madero y éste emprende, desde el Castillo de Chapultepec hacia el Zócalo la llamada “Marcha de la lealtad”.

Sin embargo, cuando se aproxima al Palacio Nacional, empezaron nuevamente los balazos y los miembros de su gabinete que lo acompañaban y los cadetes del Colegio Militar lo bajan del caballo y lo resguardan, mientras su hermano Gustavo le avisaba de esta segunda refriega.

Lauro Villar había resultado herido defendiendo el Palacio Nacional y es cuando Madero nombra a Victoriano Huerta como comandante militar de la plaza. Fue el error más grande de Madero…

Los rebeldes corren hacia la Ciudadela, un fortín que resguardaba el parque militar con lo que pudieron enfrentarse a los federales. La confusión permeó estos días a ambos bandos, pues el general Huerta daba órdenes en uno y daba órdenes en otro.

Huerta esperaba en cualquier momento arrestar a Madero y obligarlo a renunciar a la Presidencia. ¡Madero no sabía que Huerta comandaba ambos bandos! Y los cadetes ya no sabían qué hacer, pues disparaban sobre soldados que portaban el mismo uniforme que ellos.

Gustavo Madero descubre el Plan de la Embajada, donde Lane Wilson se pone de acuerdo con Huerta para derrocar a Madero. ¡Un extranjero derrocando en México al Presidente!

Gustavo Madero aprehende personalmente a Huerta, lo lleva ante su hermano, el Presidente, y le dice el por qué Huerta no ha podido controlar la situación, ¡porque es aliado y enemigo! Huerta niega todo, una y otra vez, ante Madero, y éste le cree. ¡Le vuelve a creer!

Ante su hermano Gustavo, Madero lo refrenda como Jefe de la Plaza y Huerta le promete que en 24 horas todo estará controlado. Y Madero, le cree otra vez...

Huerta pacta con otros generales en el Gambrinus, donde mandan llamar a Gustavo Madero, le pide su pistola “pues debe atender un asunto” y sale del restaurante.

Ahí, los generales toman prisionero a Gustavo Madero, mientras en el Palacio Nacional, a solamente un par de calles, los propios cadetes que se encargaban de la seguridad del Presidente, aprehenden a Madero y Pino Suárez, y ya presos, los obligan a renunciar.

Los diputados, aliados a Porfirio Díaz, leen en sesión la renuncia de Madero y Pedro Lascuráin asume la Presidencia de México. Luego de 45 minutos -es el Presidente de México que menos tiempo ha durado en el cargo- Lascuráin renuncia y el Congreso elige a Victoriano Huerta. Así es como, el 19 de febrero de 1913, Huerta llega a la Presidencia de México.

El 22 de febrero, aún con los ruegos de Sarita de Madero ante el embajador Wilson, Madero y Pino Suárez son sacados del Palacio Nacional, presuntamente para llevarlos a la cárcel de Lecumberri. Pero al llegar a ésta, alrededor de las 11 de la noche, Francisco Cárdenas, un militar del porfiriato, le ordena bajar del vehículo, ante lo cual Madero se niega a descender. Cárdenas sacó su pistola y le disparó en la cabeza a Madero. A Pino Suárez lo bajan y lo asesinan con 13 balazos...

Cuatro días antes de estos hechos, el hermano del Presidente, Gustavo Madero, fue torturado por un grupo de soldados; lo arrastraron, le arrancaron un ojo con una bayoneta –lo dejaron ciego, pues ya era tuerto- lo masacraron con bayonetas y finalmente le dieron el “tiro de gracia”. Le arrojaron estiércol encima y lo enterraron ahí mismo, en la Ciudadela. El cuerpo tenía 37 heridas...

¿Qué sucede con México después de este sangriento episodio conocido como La Decena Trágica?

El embajador Henry Lane Wilson es retirado de su cargo, por el recién electo Presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, y fue evidenciado por los periódicos en Estados Unidos como uno de los principales orquestadores de la muerte de Madero. Vivió el resto de sus días humillado y en solitario, como un norteamericano que había avergonzado gravemente a su país.

Los mexicanos se sintieron responsables por no haber podido evitar la muerte de su primer presidente elegido en un proceso democrático, tras haber vivido la tiranía de Porfirio Díaz.

Venustiano Carranza desconoció a Huerta y como Jefe del Ejército Constitucionalista logró derrocarlo el 13 de agosto de 1914.

Huerta estuvo huyendo por varios países y finalmente se estableció en Estados Unidos. Intentó tres veces otros golpes de Estado contra México desde el vecino país, por lo que se le encarceló y murió prisionero en Texas. Algunas fuentes dicen que finalmente, alguien lo envenenó en la prisión…

Esta es una muestra de cómo la palabra “tragedia”, superó todo imaginable para un ser humano tan simple como yo… 

Señores: ¡Que viva México!