La Danza se hace escuchar
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La Danza se hace escuchar
“La voz del pueblo es la más sonora salva”
Pedro Calderón de la Barca
En los últimos años, se ha despertado una movilización nacional en torno a la discusión y análisis sobre las problemáticas que aquejan a la danza en nuestro país. Desde septiembre del año anterior, cuando circuló la encuesta virtual con la que se elaboró el diagnóstico que permitió la elaboración del Plan Nacional de Danza, el consenso pendiente, meses más tarde, un foro presencial en CDMX también recogería las inquietudes y propuestas de los profesionales de los diferentes géneros y estilos dancísticos, sumados a los foros, mesas, coloquios y otros eventos que a lo largo y ancho de nuestro país, siguen despertando la expresión oral de quienes se dedican a este arte.
El pasado martes, se llevó a cabo el III Foro de reflexión y discusión de Danza y Artes escénicas dentro del XXI Festival Internacional de Danza Extremadura Lenguaje Contemporáneo, en la ciudad de Monterrey, con la participación de 14 ponentes de Estado de México, Nuevo León, Morelos, Hidalgo, Jalisco, Chiapas y Coahuila. Con un comité de organización encabezado por la maestra Hester Martínez, contó con la colaboración de importantes figuras de la Danza en México: la Dra. Margarita Tortajada, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de la Danza José Limón, a cargo de la relatoría y como moderadora: Evoé Sotelo, directora de Danza UNAM.
El foro se realizó en cuatro mesas, en las que se abordaron interesantes temáticas como la relación del Estado y el artista, los estímulos públicos y privados para la creación de las artes; las problemáticas de la gestión y la autogestión; las estéticas plurales en la danza y las Artes escénicas en la educación artística profesional y no profesional; y los saberes del cuerpo: relación entre comunidad, artes y bienestar.
Inevitablemente se colocaron sobre la mesa, viejas problemáticas que se han discutido en múltiples foros y que parecieran convertirse en constantes de la práctica escénica: Héctor Garay, de la UAM, replantea dos preguntas sustanciales: ¿Está el Estado obligado a financiar el arte? ¿El arte tiene utilidad? Analizándolo desde los planos filosófico y economista, vivimos en una sociedad con enfoque mercantilista, por lo que en nuestros días es urgente resaltar los valores estéticos, sociales, culturales, humanísticos y artísticos que no se sujetan al utilitarismo de un sistema basado en el mercado y el consumo.
Sin perder de vista la autogestión y la participación de la Sociedad Civil y la Iniciativa Privada, el Estado tiene la obligación de administrar los recursos (que fueron aportados por los mismos contribuyentes) en proporcionar los servicios de salud, educativos, sin omitir los artísticos y culturales, conforme lo dicta la Ley General de Cultura y Derechos Culturales.
El dramaturgo neolonés Vidal Medina, comparte la experiencia de ver desaparecer espacios independientes a causa de la ola de violencia, y a la poca posibilidad de autosustentabilidad de los mismos; por otro lado, las nuevas políticas de CONARTE sobre la gratuidad de los eventos presentados en sus espacios, limitando además el costo del boleto, imposibilita que puedan costearse los gastos de producción y los sueldos para los artistas. Es momento que las autoridades entiendan que “sin la fuerza que representan el arte y la cultura, será imposible reconstruir el tejido social”.
Se mencionó también la dignificación de la profesión de la danza como merecedora de remuneración, pues mientras que los costos de producción aumentan rápidamente, los salarios de los artistas (cuando existen) se rezagan en relación con los de otras profesiones.
Coincidiendo con Tortajada, en la idea de que el agente a vencer, convencer, negociar es la burocracia, y donde más allá de resignarse a vivir en un país de “poderes y poderosos” como lo mencionó Jaime Sierra, erradiquemos la idea paternalista en la que el artista es visto como un menor, que extiende la mano y pide, sintiendo que es dependiente de un sistema que al “darle” le obliga a un sometimiento que le mantiene dócil y sin voz o de lo contrario, a quienes han expresado o actuado de manera diferente, se le puede castigar “vetando” su trabajo y negándole apoyos. Los artistas deben demostrar que son las instituciones quienes necesitan de ellos, quienes deben solicitar y redituar sus servicios, sin que esto sea considerado como un favor y mucho menos les obligue a someterse al servilismo o a alguna ideología política.
Leticia Vargas habló de CONARTE y cómo a casi 25 años se ha desvirtuado la participación democrática deliberativa que había sido modelo nacional, destinando el 10 por ciento del presupuesto anual en proyectos que eran analizados y discutidos por expertos profesionales. Por parte del estado de Coahuila, se compartió la experiencia del Consejo de Cultura, como “La batalla para alcanzar la utopía” que fue considerada por la relatora y los participantes como una experiencia de éxito y de esperanza, para el sector artístico, con relación a la negociación y acercamiento a la democracia deliberativa, demostrando que la identificación de opiniones, la unión de voces y voluntades, fortalece una comunidad que puede hacerse escuchar.
Aún se puede participar en las mesas de trabajo virtuales del 1er. Congreso Nacional de Danza, este domingo 27 de Octubre con el tema: “Entornos de inserción de artistas jóvenes, enfoque de género e inclusión social”