La Cruz Roja

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La Cruz Roja

Inició ya la colecta 2016 de la Cruz Roja. En días pasados, el Gobernador del Estado, Rubén Moreira Valdez, dio el banderazo oficial a la campaña en la entidad. La benemérita institución puede llevar a cabo su incuestionable labor humanitaria gracias a sus benefactores y a los donativos recabados, de ahí la importancia de la colecta. Uno puede preguntarse: ¿Y si es tan importante, por qué se ven tan pocos jóvenes con sus ánforas en los cruceros? Tradicionalmente, el boteo rendía buenos frutos y a diferencia de otros años, hoy se ven muy pocos jóvenes vestidos de blanco en los cruceros pidiendo cooperación a los automovilistas, y no están en todas las intersecciones viales importantes. En tiempos de inseguridad, el boteo llegó a suprimirse. 
¿A esa cuestión obedece hoy la casi nula presencia de los brigadistas en los cruceros?

Yo creo que una de las razones de que haya pocos voluntarios en las calles pudiera ser que actualmente existen otras formas distintas de recolectar y otros medios para hacerlo. Uno de ellos son las posibilidades electrónicas para hacer transferencias bancarias por Internet, depósitos desde un equipo móvil o un teléfono fijo. Otros medios son el Gobierno del Estado, quien apoya a la benemérita institución recabando los donativos de sus empleados, y la Secretaría de Educación, que trabaja a través de su amplia estructura para hacerlo en las escuelas y en sus oficinas administrativas; las universidades y toda clase de instituciones y organizaciones también se unen a la campaña. Muchas industrias apoyan con su colecta interna.

Todo ello resulta en un impresionante equipo reunido para un fin común de beneficencia y servicio. Al dar nuestra aportación nos unimos al equipo que trabaja para que la benemérita y humanitaria Cruz Roja pueda ser precisamente eso: una benemérita y humanitaria institución.

Hace años, la única forma de hacer la colecta era mediante el boteo en las calles.En los tiempos en que Saltillo era una pequeña y tranquila ciudad, los cruceros se llenaban de jóvenes, hombres y mujeres, estudiantes de enfermería de la misma Cruz Roja y otras escuelas, quienes pedían la cooperación enfundados en sus uniformes blancos y portando el ánfora con el emblema tradicional de la Cruz Roja en la mano, mientras otros voluntarios se movían por las diferentes calles pidiendo casa por casa. Alumnos de los colegios particulares eran distribuidos también en las calles para apoyar la colecta. Así es como los voluntarios, junto con los socorristas, enfermeros, paramédicos y médicos de la Cruz Roja se ganaban el cielo.

Recuerdo con mucho cariño la bondad de una gran presidenta honoraria de la benemérita Cruz Roja en Coahuila, doña Dora González de Madero, esposa del gobernador don Raúl Madero. En aquel tiempo, nos pidió a Martha García de Alba y a mí recorrer a pié, con las ánforas en la mano toda la calle de Obregón, tocando de puerta en puerta. Al anochecer, llegamos con aquellas ánforas que parecían costales de monedas. Martha era la nieta de don Raúl Madero; yo era la hija de don Óscar Dávila, el pilar más fuerte de la oposición en Coahuila. Teníamos unos 12 años y llevábamos una amistad que aún perdura. Llegamos sedientas y cansadas a la casa de don Raúl, pero con el ánfora llena. Estoy segura que doña Dorita podía haberla llenado con muchos billetes, pero quiso que desde entonces nosotros empezáramos a saber cómo se gana el cielo.

La anécdota ilustra el espíritu de servicio y la humanitaria labor de beneficencia que desde tiempos remotos ha realizado el hombre sin fijarse en credos, razas o jerarquías, y por la única razón de apoyar a sus semejantes, aliviar su dolor, curar su enfermedad y ayudar en sus necesidades.

Eso hace la Cruz Roja. ¿Tú qué haces por ella?