La creatividad puede diseñar el futuro y salvar el mundo

La vida cambia más rápido de lo que imaginamos; no se trata de estar de acuerdo o no, sino de sumarnos a esta dinámica, adaptarnos y decidir nuestro rol.
Rigel Zeda Stone, CEO de Ryotv. Fotos: Vanguardia/Omar Saucedo

Texto: César Gaytán
Fotografía: Omar Saucedo

 

El futuro llegó hace tiempo. Nos grita en la cara todos los días que tenemos que avanzar rápido, estar conectados 24/7, que ya salió el nuevo dispositivo inteligente (muy parecido al del año pasado, pero más caro) y postear en cualquier red social esa idea, foto o comentario sediento de aprobación.

La utopía, por otro lado, sigue lejos: no hay viajes tripulados por la galaxia; tampoco autos voladores; las máquinas teletransportadoras le pertenecen (aún) a la ficción. Y me pregunto ¿qué pensaría Marty McFly de todo esto? Es más, inconforme con la retórica quisiera tenerlo enfrente para reclamarle, con todos los aires de traición, “¿qué pasó con el futuro que nos prometiste?”

Probablemente las respuestas están más cerca de Isaac Asimov, Elon Musk o Netflix, que de un personaje de películas de los ochenta, pero tenía que satisfacer la neurosis millennial con una referencia a la nostalgia. Sin embargo, no estamos aquí para hablar del pasado, sino de ese angustiante concepto que es el futuro.

Si la vida fuera un programa de computadora (no tenemos la certeza de que no lo sea), su algoritmo me reunió, la cuarta semana de mayo, con dos expertos en el tema: Uno es Conn Fishburn, fundador y CEO de la empresa Fibonacci, Fellini y Fishburn (A.K.A. F3 Ideas) que brinda asesoría a las marcas en temas de innovación y estrategia. El otro es Rigel Zeda Stone, CEO de Ryot, una empresa enfocada en crear contenido en tecnologías emergentes.

Ambos visitaron México para participar en el evento “Nous”, celebrado en el Showcenter de Monterrey, Nuevo León. También compartieron en entrevista algunas reflexiones sobre la relación que los humanos guardamos con la tecnología y el camino que, según ellos, debemos empezar a recorrer.Dicho de otra manera, esta puede ser una cómoda lectura de domingo a propósito de los cambios industriales que enfrentamos hoy en día con el fin de encarar el mentado futuro. ¿Too much? Entonces es una conversación sobre creatividad, tecnología, narrativa e innovación.  ¿Todavía no? Quizá la idea de despejar viejas dudas para generar nuevas preguntas sea más atractiva.

Tenemos que utilizar el pensamiento creativo en cada parte de nuestra vida y aplicarla para buscar soluciones”.
Conn Fishburn, fundador y CEO de Fibonacci, Fellini y Fishburn.

Por cierto, esta charla dejará aquí el panorama pesimista para emprender un tono más esperanzador. Porque al final esa es una de las mejores caras del futuro: la esperanza y la posibilidad.

La chispa

El mensaje de Fishburn es claro. El mundo está cambiando más rápido de lo que podemos imaginar. No se trata de estar de acuerdo o no, sino de encontrar la manera de sumarnos a esta dinámica, adaptarnos y decidir nuestro rol.

Para entender un poco mejor a qué se refiere, nos regala algunos números.

A 2019, asegura, hay más de 7.7 mil millones de personas en el mundo. Más de la mitad de la población global, 4.4 mil millones, están conectados a internet. Además, una gran cantidad tiene acceso a un smartphone: 3.1 mil millones.

Aunque todavía no es un tema del dominio público, hay más de 2.6 mil millones de aparatos que permiten la interacción con el internet de las cosas. Es decir, dispositivos que están conectados a la red todo el tiempo, capaces de operar de manera automatizada. Su objetivo va más allá de presentar información en bruto. Más bien, procesan datos específicos y los utilizan para eficientar algunos procesos al tomar decisiones propias.

Uno de los ejemplos más sencillo es pensar en los refrigeradores inteligentes. Al conectarse a internet, el aparato nos informa sobre la cantidad de alimentos disponibles y detecta cuál se está acabando. Y no solo eso. Puede hacer un pedido según el ritmo de consumo de su usuario, para que el nuevo producto llegue antes de que se acabe el que tiene disponible.

Conn Fishburn, fundador y CEO de Fibonacci, Fellini y Fishburn.

Otras de sus aplicaciones están en la medicina para detectar la condición del cuerpo humano e informar cuándo es necesario, según datos reales, visitar a un doctor. Más allá de lo interesante que resulta esta realidad (porque ya lo es), también es emocionante el desafío que representa.

El dato final que revela es, por demás, impresionante. La cantidad de información digital que circula en 2019, suman más de 2.5 quintillones de datos. ¿Qué cuánto es eso? Para darnos una idea, la cifra en números lleva 30 ceros.

Lo normal es pensar que tan abrumadora cantidad se originó desde los inicios de internet, pero no. El 90 por ciento de los datos se originó entre 2017 y 2018.

¿Qué podemos hacer frente a este escenario que se antoja caótico, avorazado y mecanizado? Conn Fishburn considera que la respuesta es estimular el pensamiento creativo.

“Es necesario pensar en dónde estamos hoy, con qué herramientas contamos y a dónde queremos llegar”, comenta Fishburn. “Por eso tenemos que utilizar el pensamiento creativo en cada parte de nuestra vida y aplicarla para buscar soluciones”.

Lo anterior no será posible si queremos hacer las cosas solos. Se necesitan aliados, precisa. Se necesita un enfoque que derrumbe los tabúes sobre las nuevas tecnologías y su impacto en la vida común. Pero antes de eso, aclara, se necesita voluntad, encontrar un detonador, una inspiración: una chispa que lo desate todo.

En la perspectiva de Zeda Stone, una de las reflexiones más intuitivas a nivel personal, pero difíciles de llevar a la práctica, es entender que los cambios que tenemos hoy, se veían muy lejanos hace apenas cinco años.

Destaca, por ejemplo, los avances que se tienen en la red 5G. Y es que, a su consideración, las aplicaciones que puede tener en el campo de la generación de contenido y el entretenimiento son muy grandes.

“Significa una ruptura de lo que conocíamos previamente”, comenta Stone. El aumento en el ancho de banda, aunada a una mayor resolución y fidelidad, permitirá transmisiones en vivo con contenido volumétrico, interacción en tiempo real con el usuario a nivel personal y masivo; hologramas; mejoras para la realidad aumentada y virtual, solo por mencionar los aspectos más generales.

Tal vez todos estos nombres complejos parezcan alejados de la vida común, pero lo cierto es que ya han penetrado en la cotidianeidad sin darnos cuenta. Basta con poner atención a los teléfonos inteligentes, asistentes de voz, consolas de videojuegos o plataformas de streaming.

El poder emocional fue impresionante. Hicimos una conexión que no podíamos lograr de forma tradicional”.
Rigel Zeda Stone, CEO de Ryotv

 

CREATIVIDAD PARA SALVAR AL MUNDO

El reto, repensar la sociedad

¿Cómo se ven hoy nuestra convivencia, nuestro empleo y el día a día? La clave es aceptar el cambio

Es aquí donde se vuelve importante hacer una pausa. “Pensemos en el impacto de la cuarta revolución industrial: la inteligencia”, sugiere Conn Fishburn. “Estamos en un punto de inflexión donde vemos que el avance lleva a la tecnología a desplazar a la humanidad en términos de trabajo y actividades de manera global”.

Lo que hay que hacer, agrega, es repensar la sociedad. ¿Cómo se ven hoy nuestra convivencia, nuestro empleo y el día a día? La tecnología cambia la manera en que nos relacionamos con la realidad, pero debe ser para bien y no con un impacto negativo.

Considera que hay tres sistemas que deben cambiar sí o sí con un plan sustentable: el Gobierno, la Economía y la Educación.

La clave es aceptar el cambio, entender que todas las industrias necesitan evolucionar y educar a las personas para que sean capaces de adaptarse a los nuevos ecosistemas y herramientas.

“La educación es uno de los aspectos fundamentales para lograr este cambio. Es actualmente un punto ciego. Necesitamos estructurar una forma eficiente en que todos los niños y jóvenes tengan acceso a herramientas y plataformas tecnológicas. Necesitamos un sistema educativo basado en la empatía, el conocimiento social y con enfoque en ser mejores seres humanos”, expresa el CEO de F3.

A raíz de esto pone sobre la mesa algunos conceptos con los que es necesario familiarizarse, conocerlos tan bien como si se tratara de la lista de productos a surtir en el mercado: hiperconectividad; big data; automatización, inteligencia artificial; sensores; realidad virtual; realidad aumentada; impresión 3D; blockchain; internet de las cosas; y machine learning.

No hay espacio en estas páginas para abordar cada uno. Y es aquí donde internet, de nuevo, se vuelve el mejor aliado para explorarlos. Dejarse llevar por el click hasta terminar desbordado por nuevas preguntas, dudas que antes no se nos hubieran ocurrido.

Y como, más allá de dar información, esto se trata de brindar algunas nociones o herramientas útiles, Conn Fishburn presenta seis claves para enfrentar el futuro:

1. La primera es entender que siempre estamos conectados. Los dispositivos más básicos con los que contamos en el presente, nos exigen siempre una conexión a internet. Y eso es apenas lo básico. La exigencia se extiende a los hábitos a de consumo y el consumo de información en tiempo real.

2. El segundo punto es diseñar para ecosistema. Se refiere a crear de forma integral. No solo crear un producto o servicio, sino estructurar un proceso que tome en cuenta el impacto positivo en la sociedad.

3. La tercera clave es tener los datos como el combustible de cualquier proyecto. Fishburn opina que para que una idea logre un desarrollo exitoso tiene que partir de los datos, alimentarse de ellos y considerarlos en todo momento. Si se puede medir, se puede mejorar.

4. El cuarto punto de la lista es tener a la sustentabilidad como el centro. Ya sea un proyecto social o un negocio, tenemos que buscar la armonía entre la parte financiera, el medio ambiente, la tecnología, el beneficio humano y que la idea sea capaz de mantenerse a sí misma.  

5. Quinto. Tomar en cuenta los factores humanos y culturales. La automatización y avances tecnológicos no sirven de nada si no toman en cuenta la empatía, las emociones y las necesidades humanas. Las personas deben ser, en cada pasos que debemos, el centro de las ideas.

6. La última de las claves de Fishburn es pensar en soluciones para todos. La globalización y la hiperconectividad nos ponen en un contexto donde si solo unos pocos se ven beneficiados no es suficiente. Pensar en colectivo no solo brinda más posibilidades de tener ideas creativas, sino que aumenta las probabilidades de tener un mayor impacto social.

Zeda Stone está de acuerdo en el planteamiento de Fishburn. Al menos en cuanto a basar las ideas en las personas. No se trata solo de fierros, de programación y de elogios computacionales.

“Puedes tener la mejor tecnología del mundo, pero si no tienes la historia, si no haces que conecte con las personas, entonces no importa para la audiencia. Vas a tener un impacto inmediato porque hay novedad, pero no será sustentable”, considera

Su conclusión es sencilla. La tecnología sin buena narrativa no es exitosa.

Como ejemplo, explica que uno de los hallazgos más importante que tuvieron en Ryot fue darse cuenta del poder de empatía que logran las tecnologías más inmersivas como la realidad virtual.

Cuando ocurrieron los terremotos de Nepal, en abril y mayo de 2015 decidieron abordar la historia como un ejercicio periodístico y sin fines de lucro.

El primer terremoto fue más devastador en los últimos 80 años para dicho país. Con una magnitud de 7.8, murieron más de 8 mil personas y más de 21 mil resultaron heridos. El segundo, con una magnitud de 7.3 mató más de 200 personas e hirió a más de 2 mil 500.

Los daños superaron los 10 mil millones de dólares. Casi 8 millones de personas terminaron afectadas; cerca de 500 mil no tenían hogar.

Ryot se unió a la recaudación de fondos que se lanzó a nivel mundial. Para ello prepararon un video de más de cuatro minutos grabado en formato 360 y presentado con equipo de realidad virtual.

“El poder emocional fue impresionante. Hicimos una conexión que no podíamos lograr de forma tradicional. Todas las personas que vieron el material firmaron la petición”, señala Zeda Stone.

Una de las preguntas frecuentes al hablar del futuro es cuáles son las habilidades que necesita una persona para hacerle frente a los cambios. Fishburn señala tres:

1. La primera es un sentido natural de curiosidad; preguntarse por qué las cosas funcionan como lo hacen, qué pasa si cambia algunos elementos; qué tipo de tecnología se puede incluir en el proceso; de qué manera se puede eficientar su operación, y pensar en la forma de que una solución pueda llegar a un gran número de personas.

2. La segunda habilidad es la creatividad. Se busca que las personas se enfoquen en la generación, modificación y adaptación de ideas funcionales. Un problema tiene más de una solución, a veces la más indicada no es la más obvia, sino la más arriesgada, la que no está a simple vista.

3. La tercera habilidad que menciona el líder de F3 es una mezcla de las dos anteriores: inquietud. Precisa que esta es más difícil de enseñar, por lo que el factor humano tiene un gran peso. Se trata de no estar plenamente satisfecho con el mundo que te rodea o con los resultados de algún proyecto. De ahí la búsqueda constante de hacer las cosas de nuevas maneras.

Por su parte, Stone es más preciso y numera dos habilidades clave. Gente capaz de inspirar y liderazgo. Y añade que esto debe nacer en la parte directiva de las industrias, pero debe provocarse y mantenerse hasta el puesto más bajo de las organizaciones.