La confusión orquestada

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La confusión orquestada

ESMIRNA BARRERA
Que la orquestación de distractores no nos mantenga apáticos, pensemos que es una música mal compuesta, sin riqueza tonal y monótona. Debemos crear nuestra propia música

Existe una gran confusión ciudadana en torno a la prácticas de las encuestas telefónicas que nos inundan y en las que los principales candidatos a la gubernatura en las distintas entidades federativas dicen que que serán los ganadores en la contienda del 6 de junio, así como sus compañeros de fórmula del partido en el que militen para ocupar alcaldías o diputaciones locales o federales.

Aunque la verdad una buena parte de la población de la base de la pirámide no lee las encuestas. Los mexicanos sabemos que serán estas elecciones intermedias vitales para que haya un mejor balance en los Congresos locales y en la Cámara de Diputados porque eso sería lo más sano.

Imaginemos que en las familias no hubiera un balance entre la autoridad del padre y de la madre en paralelo a las opiniones de los hijos. Sería un descalabro para la convivencia, así como lo es el comportamiento de los integrantes de la actual Cámara de Diputados ante la negativa de llegar a acuerdos por mayoría absoluta, no por la mayoría de un partido.

Pero en la política está presente la necesidad de perpetuar el poder, lo que ocurre en algunas naciones con malos resultados; ello me remonta a que había que cercenar brazos en el Congo Belga para mantener a la población bajo amenaza.

En la actualidad se cercena la actividad ciudadana participativa, lo que representa un golpe para la democracia.

Conozco algunos candidatos a gobernador, a alcaldes y a diputados, y vaya que esta vez están lidiando con un toro de muy diferentes dimensiones y componentes; el abstencionismo que es un fantasma que aparece normalmente en las estadísticas después de los comicios.

En esta ocasión deberá haber una fuerte voluntad política de los potenciales votantes para dirigirse hacia las urnas por el tiempo de espera que deberán tener dadas las condiciones prevalecientes de la pandemia, porque si en la situación más crítica, hasta el momento vivida, a todas luces se maquilló la cantidad de defunciones por COVID-19, no me parece creíble la forma en que se establecen los colores del rojo al verde.

Es sospechoso que sólo en Quintana Roo se perciba un peligro mayor de adquirir el contagio de este virus, así que aún existen riesgos y las personas que votemos tendremos que ser muy cautelosos.

Otro componente del nuevo toro que confronta a los candidatos es un tema delicado sobre acusaciones, en ocasiones falsas, sobre su manejo personal y que a través de videos circulan en las redes sociales.

Es tan fácil denostar a una persona por intereses políticos, tan fácil inventar historias truculentas, independientemente de si son candidatas o candidatos.

Luego está el clima de inseguridad prevaleciente ante el poder de la delincuencia organizada que hace correr peligro en muchas regiones del País a los contendientes. La muerte de uno de los candidatos a la presidencia municipal de Cajeme, Sonora, entre muchas otras, es una señal del peligro que los aspirantes tienen que sortear.

Más allá de los anteriores comentarios, el manejo de la información a través de las encuestas no deja de ser relevante, hay algunas diseñadas a favor de los candidatos, lo que salta a la vista.

Hay medios impresos de comunicación que generan sus propias encuestas y en el pasado han tenido el tino de acertar, sin embargo, no se puede creer a ciegas en este tipo de herramientas aunque se acompañen de un margen de error. También los medios de comunicación tienen sus intereses políticos y económicos.

Que la orquestación de distractores no nos mantenga apáticos, pensemos que es una música mal compuesta, sin riqueza tonal y monótona. Debemos crear nuestra propia música, una que esté acorde a lo que pensamos y no creada por otros hacia lo que quieren que hagamos por las cifras porcentuales que ponen de quienes son “los punteros”. La responsabilidad a la hora de elegir es nuestra.