Todos los días, el número de víctimas cae como un martillo. El domingo 25 de abril no fue la excepción. Si bien se cerró una gran cantidad de centros de pruebas, India estableció un nuevo récord de infecciones: se registraron 352.991 nuevos casos de Covid-19 y 2.812 muertes en veinticuatro horas.

La progresión de la epidemia es tal, el sistema de salud está tan estrangulado, que ahora sabemos que el país no podrá hacer frente solo. En solo siete días, se enumeraron más de 2 millones de casos nuevos, o el doble de la semana anterior.

La comunidad internacional ha tomado la medida del drama que se desarrolla en el subcontinente. Estados Unidos fue el primero en prometer ayuda el domingo, seguido de Alemania, Reino Unido, Francia y Rusia. Incluso Pakistán, el hermano enemigo, se ofreció a proporcionar ventiladores y afirmó su solidaridad con el pueblo indio.

La Casa Blanca enviará "inmediatamente" componentes para la producción de vacunas, así como equipos médicos, medicamentos, pruebas de diagnóstico rápido, respiradores y equipos de protección. Los estadounidenses también enviarán expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

SOS desgarrador

El tema de las vacunas ha sido controvertido durante varias semanas. El mayor fabricante del mundo, el Serum Institute of India, con sede en Pune, India, advirtió a mediados de abril de su acceso restringido a ciertos componentes de Estados Unidos y necesarios para la fabricación. 

El director del instituto había lanzado un llamamiento público al presidente de Estados Unidos para que levantara los embargos a las exportaciones de materias primas. "Así como India envió ayuda a Estados Unidos cuando nuestros hospitales estaban sobrecargados al comienzo de la pandemia, estamos decididos a ayudar a India en estos tiempos difíciles" , dijo el domingo, Joe Biden en Twitter.