La entrega de la Cartilla moral de Alfonso Reyes a todos los educadores de nivel básico no implica que en automático vamos a implementarla en las aulas; se tendrá que realizar una revisión de su contenido, señalaron profesores y directores de este nivel de enseñanza.

En tanto, investigadores y activistas advirtieron que lo que México requiere no es una constitución ni cartilla moral para reforzar valores en la sociedad, como está haciendo el gobierno actual. La ética parte de los derechos humanos, por lo que es ahí donde se debe poner el acento: en el respeto a las garantías, en reforzar la cultura política y los marcos de convivencia, coincidieron.

El anuncio hecho por el presidente Andrés Manuel López Obrador de que un comité realice las consultas para convocar a un Constituyente, de donde surgirá la constitución moral, y que la Secretaría de Educación Pública (SEP) reparte 10 millones de ejemplares de la Cartilla moral entre profesores para que la utilicen como apoyo en las clases de civismo y ética, generó una serie de reacciones dispares.

En entrevista con La Jornada, maestros y directores de educación básica destacaron que tras conocerse la decisión de la SEP, “lo que se discutió en la fase intensiva de los Consejos Técnicos Escolares es que primero vamos a leerla, ver qué nos sirve y qué no. No es aplicarla de forma automática e irreflexiva, sólo porque lo indica la autoridad. Si la SEP dice que va a consultar y está pidiendo opiniones hasta de las leyes secundarias, pues igual va a pasar con la Cartilla moral, la cual primero será valorada por los maestros”.

Fray Julián Cruzalta, fundador de Católicas por el Derecho a Decidir, reconoció que el país enfrenta una crisis de valores, aunque dijo que la solución que plantea López Obrador está errada.

Para Felipe Gaytán Alcalá, profesor investigador de la Universidad La Salle México, primero es necesario que el Presidente defina qué entiende por moral y, sobre todo, aclare el alcance de la constitución que plantea en estos términos.

Cruzalta recordó también que permitir que iglesias repartan el documento violenta el Estado laico, pues se corre el riesgo de que al entregarla difundan su discurso religioso, que en muchos casos va contra las garantías, como los derechos sexuales y reproductivos.

En contraparte, Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), defendió la iniciativa del Ejecutivo federal. Por fin hay un gobierno que integre la vida espiritual a la pública, dijo.

El PAN, por su parte, pidió al titular de la SEP, Esteban Moctezuma, reconsiderar la entrega de la Cartilla moral en escuelas públicas del país, al estimar que con esa medida se trata de manipular a la población y crear un ejército de aplaudidores de las acciones de gobierno.