La carta de AMLO

Usted está aquí

La carta de AMLO

Juntos Haremos Historia: Fue la frase principal de Andrés Manuel López Obrador en la campaña por la Presidencia de la República. La oración no se refería a la simple coalición electoral de tres partidos políticos. Aquella expresión buscaba unificar un movimiento popular amplio, de mexicanas y mexicanos esperanzados por modificar la vida pública de México.

Lo consiguió, y con la victoria de julio 2018 se hizo historia. Primero por la contundencia del resultado y después porque un futuro de bienestar y desarrollo social, para la mayoría de la población, se divisaba más probable que nunca.

No obstante, para el gobierno hacer historia no es sólo escribir un mejor mañana, significa también repensar y reescribir con madurez nuestro pasado desde el presente. Esa reflexión parece que alimenta la llamada “cuarta transformación” de nuestro País; de hecho si no lo hiciera, ésta sería sólo narrativa y no un verdadero cambio de época.

Pues bien, hace días nos enteramos que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, envió una carta al rey de España y al Papa para proponerles se disculpen por agravios cometidos contra pueblos originarios de nuestro continente durante la Conquista. El gobierno de España respondió de inmediato que rechaza “con toda firmeza” la petición de AMLO.

Más allá de la respuesta española, no tengo duda que esta coyuntura es una oportunidad para que como mexicanos analicemos con atención un acontecimiento que en 2021 conmemorará 500 años: ¿La Caída de Tenochtitlan? ¿La Conquista? ¿Encuentro de dos mundos? ¿Colonización? ¿Descubrimiento? ¿Invasión? ¿Despojo? ¿Cómo explicamos nuestra historia? ¿Éramos un pueblo bárbaro, bestial y sanguinario al que europeos civilizaron? ¿Cómo nombrar estos sucesos?

Más todavía ¿Las clases de historia deberían seguir siendo en nuestro sistema educativo para las próximas generaciones como lo fueron para nosotros y nuestros padres? Yo pienso que no, por eso celebro la iniciativa del Presidente. Debemos ser honestos y con evidencias admitir que la llamada Conquista se llevó a cabo con la espada y la cruz, que el mestizaje nos dejó innegables y provechos legados, del mismo modo que se engendraron vicios. De ahí que estudiar hoy con seriedad nuestro origen abonaría a eliminar complejos coloniales colectivos (lo que explica de cierto modo el entreguismo y sometimiento al extranjero, racismo, etc.), al tiempo que reivindicaría nuestra parte milenaria. Merecemos ya una historia oficial sin mentiras, vista sin resentimientos y con ánimo fraternal de reconciliación entre pueblos que tienen lazos profundos.

Para quienes señalan que México no existía hace cinco siglos, tienen razón, pero como bien precisa el jefe del Ejecutivo: “La incursión encabezada por Cortes a nuestro actual territorio fue sin duda un acontecimiento fundacional de la actual nación mexicana, sí, pero tremendamente violento, doloroso y transgresor”. Por lo tanto el reconocimiento de violencia, exterminio y esclavitud hacia pueblos originarios de Mesoamérica y de los cuales somos herederos, nos resignifica, reconcilia y fortalece. No se pretende exacerbar un nacionalismo, es conocer con certeza nuestro origen y portarlo con orgullo como parte de nuestra identidad.

Después de todo, lo bueno de la controversial carta, con disculpas españolas o sin ellas, es que abre el debate para revisar la memoria histórica en un buen momento, pues cumpliéremos apenas 200 años de vida independiente como nación. Recordemos que la Colonia fue geográfica pero también cultural, por lo que una decolonización cultural abonaría en la edificación de las y los mexicanos en tiempos de la “cuarta transformación”.

@melbafarias1

Facebook: Diputada Melba Farías