La basura cósmica

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La basura cósmica

Ayer una persona me hizo muchos cumplidos. Escuché uno en particular que me puso a pensar (como si eso fuera difícil). “Y atraes basura cósmica”. El comentario tiene una historia que le da un sentido. Así, fuera de contexto, no tanto. Me reí de buena gana y de inmediato respondí, “Y hasta terrenal a veces”. Y entra la filosofada. ¿A qué me refiero cuando digo algo así? ¿Hablo de situaciones que repruebo, o hasta de personas a quienes estoy juzgando por su manera de actuar? ¿Se me está viendo mucho la arrogancia?  

Me gustaría pensar que en algún momento de mi desarrollo personal hubiera dejado atrás el hábito de juzgar, de criticar, de corregir, y de quejarme. Incluso me gustaría pensarme más allá del autojuicio, de la autocrítica, y del perfeccionismo como exigencia personal. Me gustaría pensar que he aprendido a aceptar la vida tal cual es y que no sigo absorta en la contemplación de mi propio ombligo.  

Estoy viviendo en plena Era de Acuario y ni así he pasado, aún, de ser simple aspirante a ser humano. No he llegado a la propuesta de mis hermanos mayores (los hippies) que predicaban el amar en libertad, la paz, la comprensión, la aceptación. Y no, ellos tampoco lo lograron, solo fueron portavoces de las ideas. Seguimos, ellos y los hermanitos menores, llorando en este valle de lágrimas… Y poniéndonos sufridos y melodramáticos. Bueno, yo sí he pasado un par de días así. 

Ayer cuestioné mi respuesta. Creo que es hora de mirarme más de cerca y discernir mi actitud ante la vida, de nuevo y otra vez.