La banda no es como la pintan: ‘El Panda’, gestor social y mil usos más

¡Presente! es el grito de muchos en el barrio, pero que pocos han sabido llevar más arriba, a pesar de las barreras
Fotos: Vanguardia/Pascual Escandón
Yo platico sólo lo que he vivido, para que nadie me venga a contar, si hablo de suicidio es porque ya lo intenté, si hablo de drogas, lo mismo (...) No cobro, porque me doy cuenta de que quien más gana soy yo, por lo que aprendo”.
Carlos Espinoza Domínguez, gestor social.

Un gran triunfo de la banda, pero apenas una pequeñísima batalla ganada por los despreciados, los discriminados por su apariencia de “delincuentes e ignorantes”. Palabras más, palabras menos podrían definir cualquier intento de una persona por hacerse valer, en medio de una sociedad que clasifica a todo y a todos.

Dentro de los sectores populares emergen entonces líderes natos, esos que nadie designó, sólo ellos y sus sueños de estar en la toma de decisiones para mejorar su entorno. Y más adentro de ese clan está “El Panda”.

En cualquier barrio de Saltillo y alrededor, este apodo ha sido sinónimo de lucha a favor de la inclusión de la raza del barrio; lo sabe el padre de familia al que se le consiguieron útiles escolares; la señora que obtuvo una silla de ruedas y el chavo que la piensa dos veces antes de meterse droga o atentar contra su vida y que acude con “El Panda” y se va con otro panorama.

Pero Carlos Espinoza Domínguez va más allá de la búsqueda de aplausos al son de la canción de moda, él se ha atrevido a meterse en el corazón de aquellos que buscan que su escuche su grito de ¡presente!

“Yo platico sólo lo que he vivido, para que nadie me venga a contar”, así de tajante es quien en su infancia sólo quería divertirse, pero en el barrio siempre hay injusticia, discriminación, engaño de políticos y lideresas que sacan fotos para convertirse en héroes a costa de “pobrecitear” a la raza.

Con una vida familiar difícil, tomó sus decisiones desde muy chico y salió a que le diera el aire. Bailó y bailó y consiguió en un grupo de baile viajar para dejar en la casa los problemas, aunque…

No bastaba con lamentarse, se puso manos a la obra. Trabajar en el arte urbano para sobrevivir y organizar a la banda para fomentar su autoestima; ser político y periodista, comerciante y ¡de todo!

El ‘Mijis’, una inspiración

A medio mundo sorprendió que en escena apareciera hace unos meses el tan mencionado “Mijis”, quien ganó una diputación local en San Luis Potosí.

Dicha proeza hace soñar (aún) a El Panda y a otros líderes de barrio, a quienes los sistemas social y electoral mantienen al margen de la toma de decisiones políticas. Ellos sueñan con estar en el Congreso y darle un mejor lugar a la banda, ese ente tan castigado por la falta de oportunidades de desarrollo.

Pero “El Panda” se aleja del paradigma de un líder que busca hacerse rico. Él ha dicho que lo importante es ser agente de cambio.

Suele colgar en las redes sociales videos promocionales del arte urbano que imprime en playeras, en trocas, en las paredes, es también un líder que le “mueve” a los medios de comunicación. Ha hecho programas de radio, televisión, ha editado revistas y hasta escribió un libro.

Se mencionó “aún”; porque el hombre es precursor de los “de abajo” que se lanzan a la política. En 2017 fue precandidato para una diputación local.

“El Panda” se acomoda en su banquito, delante de las playeras que pinta con aerografía, aclara la garganta y de inmediato expresa su beneplácito por el triunfo de Pedro César Carrizales “El Mijis” en el Congreso potosino. Algo que a él le negó la burocracia y prácticas inequitativas del INE.

Pero ¿qué pasó también antes de la charla con Espinoza Domínguez? Pues Andrés Manuel López Obrador arrasó en las elecciones para la presidencia de la República y “El Mijis” hizo lo propio.

Carlos se identifica con Pedro César y cómo no habría de hacerlo, pues ambos llevan años en la lucha descarnada al lado de los marginados del sistema por prejuicio o costumbre.

“Es la primera vez que alguien que realmente es del barrio gana, alguien que todavía no llega a tener que disfrazarse, porque mucha gente del gobierno viene de abajo pero tiene que esconderse y él no, al contrario sigue siendo de barrio”.

Una de las primeras reacciones del “Panda” fue postear en Facebook “viendo al diputado por morena “El Mijis” ¿entonces si yo hubiera llegado a ser diputado también sería una vergüenza nacional?

La respuesta: que no se juzgue sin conocer a los demás y actuar basado sólo en apariencias.

Hace poco el potosino le cayó a la banda de Saltillo en una convivencia en la que coincidieron en la necesidad  de  ser parte de las políticas públicas, esas que el sistema ha convertido en montañas poco accesibles para los del barrio.

Confianza en que se puede

Pero entrarle a la política no es fácil; no sin antes sufrir la desazón por la falta de oportunidades; lo sabe quien soñó con ser legislador independiente.

Iba al frente de numerosas pandillas, lanzando el grito de “pélenos, somos de barrio pero no somos lo que ustedes han construido, sino grupos de chavos dispuestos a construir nuestra propia historia, gente que jala”.

Pero esto en un entorno hostil por las limitaciones de presupuesto y la discriminación no sólo a los chavos banda, sino a los independientes, pero ahí está el reto y una razón inapelable: será imposible si no te atreves.

Rompan el miedo, es lo que les recomiendo siempre”.

“El Panda” es la antítesis del político o líder que vive de la grilla, del aplauso barato. Él es del barrio donde el talento sobra, pero es apachurrado por el mensaje de la “gente bien”. ¿Cómo un naco me va a representar?

Pero con el propósito de ser parte de un cambio verdadero, respondió a la convocatoria del Instituto Nacional Electoral. Comenzó así su empedrado camino, cuesta arriba y lleno de cardos, siendo el principal obstáculo el propio INE.

“Independiente” es la palabra que no conocen en esa institución. “Cumplí todos los requisitos que me pidieron, las firmas, documentos. Tienes que tener un abogado, un contador y personal a tu servicio”, dice quien intentó contender en las elecciones del 4 de julio de 2017 para diputado local por el distrito XV.

Candidaturas, no para pobres

Ahí se dio cuenta de que las candidaturas independientes no son para pobres, como sí lo son las redes sociales, como Facebook, para llegarle a más gente. Logró tener impacto, asegurar electores y presencia en medios de comunicación.

No puedes decir pobrecitos. La banda no necesita ser pobreciteada; la banda necesita ser escuchada y atendida”.
Carlos Espinoza Domínguez, gestor social.

Así llevó a cabo el trámite, sin embargo, el sistema está diseñado para los partidos, pues se debe contar con una estructura, con representantes, empleados y simpatizantes, de otra manera estás perdido.

Labores como juntar las firmas requeridas, un montón de documentos para comprobar la elegibilidad y de nuevo, tener estructura política, cosas que puede solventar un partido, pero una para una sola persona es misión imposible. Bienvenido, señor independiente.

Espinoza Domínguez se dice orgulloso de ser de la primera camada de quienes se atrevieron a desafiar al sistema, pero a la vez agüitado por el desenlace que tuvo su intento de ser diputado y llevar la voz de la banda a la tribuna.

Le aceptaron la intención, pero luego le dijeron que siempre no. Él peleó contra todos los candados y procedimientos: fiscalización de sus spots - esos que nunca tuvo-.

Llegó a los tribunales, hasta la Suprema Corte “tengo documentos, donde los magistrados desecharon lo que el INE había dicho y llegó un momento en que estaba de nuevo en la contienda. Sí, nada más que todo está hecho para que cuando me digan que ya puedo pelear, resulta que mañana se acaba la campaña”.

Entonces al cuarto para las 12 ya no se podía contender, de cualquier manera el apoyo estuvo manifiesto en la gran cantidad de boletas marcadas con el su nombre, imágenes que la gente le envió del día de las votaciones.

El pez que no se deja atrapar

Carlos no descarta volver a contender, con o sin partido siempre y cuando se garantice habrá beneficios para la banda, la que ningún candidato ni partido ha sabido llegar “la banda es como ese pez al que nadie puede atrapar”, dice.

“Para los partidos el tema es el graffiti pero les llevas graffiti a los que no saben de latas, vas y les llevas balones a los que no ocupan deporte; no te acercas a los especialistas para ayudarte”.

Lograr un cambio significa ser parte de ello. Espinoza Domínguez se ha propuesto proyectos que dice, pegan, pero se ven obstaculizados por la doble moral, tan arraigada en la sociedad.

“Soy de barrio, tengo tatuajes, tengo extensiones. Si ahorita me acompañas a una tienda de ropa en el centro, toda la seguridad va a andar detrás de mi con sus radios (...) El estereotipo marca que si no eres como yo, entonces no vales”.

Almas cansadas; hablar de lo que se conoce

Aunque el camino es largo y empedrado, los intentos de un hombre de 34 años que lleva 20 luchando por la inclusión de la banda no cesan; al contrario, se refuerzan. Tiene su certificación como coach de vida e imparte conferencias en escuelas secundarias sobre temas como el suicidio, la depresión, el pandillerismo y las drogas.

Es conferencista internacional, pero no cobra por las pláticas. No lo hace porque se trata de contar sus vivencias, reflejadas en el libro “Almas Cansadas”, que fue lanzado en noviembre de 2016 y el cual describe como “un espejo donde te puedes ver tú, gente de barrio, que vivas lo que yo viví y si puedes prevenir cosas, pues ya chingamos todos”.

“Yo platico sólo lo que he vivido, para que nadie me venga a contar, si hablo de suicidio es porque ya lo intenté, si hablo de drogas, lo mismo (...) No cobro, porque me doy cuenta de que quien más gana soy yo, por lo que aprendo”.

Pero el asunto no acaba en una conferencia. La inclusión representa estar ahí, en medio de la raza, ese sector que quiere ser escuchado. En su incursión como conductor de radio y televisión ha visitado numerosas pandillas para hacer foros y compartir experiencias.

El éxito de esas cruzadas simplemente es porque “alguien” se atreve a escucharlos en su propio territorio. Son encuentros entre seres humanos que viven, respiran y contribuyen a la economía. Es por ellos que no deja de pensar en qué hacer para beneficio de la banda, ese pez difícil de atrapar.

Todos somos pandilla

»Para el panda todos somos pandilleros y pone el ejemplo de los maestros que toman las autopistas y pregunta ¿no actúan ellos como pandilla… cuando les afectas sus intereses, interrumpen clases y todo, no son pandilla?

 

Soy de barrio, tengo tatuajes, tengo extensiones. Si ahorita me acompañas a una tienda de ropa en el centro, toda la seguridad va a andar detrás de mi con sus radios (...) El estereotipo marca que si no eres como yo, entonces no vales”.
Carlos Espinoza Domínguez, gestor social.

“Y hay maestros y cirujanos tatuados, pero ‘guardaditos’, porque somos de doble moral”.

 ¿En qué andamos?

» Carlos Espinoza acaba de cristalizar un nuevo proyecto, hace una semana abrió un taller de pintado de carros en la colonia Lomas de San Francisco, con diseños originales y continúa en su multifacética vida, pero en sus propias palabras “siempre buscando como ayudar a la banda”.

Para ello impulsará donaciones que puedan ser llevadas a aquellos que más lo necesitan.

Además es secretario de estatal de Tribus Urbanas de la Confederación de Obreros y Campesinos, donde gestiona recursos para artistas callejeros y quien se lo solicite.

 

UNA MIRADA

*Carlos Espinoza Domínguez nació en 1984, en Zacatecas. A los pocos meses su padre, de oficio soldador, se llevó a la familia a Tuxpan, Veracruz.

*Cuando tenía dos años de nuevo se movieron, esta vez hacia Saltillo, Coahuila.

*Apenas era un jovencito cuando fue invitado a participar en un grupo de baile especializado en la cumbia colombiana, en el cual fue escalando posiciones. Gracias a esa expresión artística pudo viajar por diferentes países.

*De esa manera incursionó en los medios de comunicación.  La fecha ha editado la revisa “Ájale… La banda no es como la pintan”, también producido y conducido el programa de televisión “Cotorreando con el Panda” de televisión en la empresa RCG; el programa de radio “Ájale con la Banda” y escrito el libro “Almas Cansadas”.

*Ha interactuado con artistas como Celso Piña, Kumbia Kings, El Gran Silencio, representando a bandas de Saltillo y la región.

*Imparte conferencias en escuelas secundarias con temas de violencia, pandillerismo, drogadicción y la prevención. Todo eso para transmitir esperanza  e incentivar en los jóvenes a participar en un cambio en sus comunidades.

*Para realizar sus viajes y otras actividades de difusión ha obtenido una serie de becas. Se dice “Hijo de las becas”.

*Para sus gastos personales hace y vende arte urbano, pinta playeras en los mercados sobre ruedas. Es experto en aerografía en prendas de vestir y automotriz, tatuajes,  pirograbado en madera, pinta retratos; ha vendido clamatos, realizado fletes y “lo que salga”.