La austeridad de los viejos

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La austeridad de los viejos

Ilustración: Vanguardia/Esmirna Barrera

¿Qué se entiende por austeridad? Los más jóvenes tienen idea de que el término representa un imaginario y que las personas austeras vivieron en tiempos distantes aparejados a la Gran Depresión estadounidense de 1929.

El consumismo hace parecer a la austeridad algo fuera de moda y muy poco agradable. A las personas que cuidan su gasto se les ve como si fueran inadaptados sociales.

Hace unos días estuve haciendo fila para pagar en un restaurante de esos que son parte de una cadena internacional. Delante de mí estaba un distinguido matrimonio de ancianos. Atrás de mi persona estaban en la fila varios adultos mayores que se exasperaban porque no avanzaban y querían pagar lo consumido.

El matrimonio había desayunado, pero para disfrutar de un ahorro promovido por la cadena de la que era parte el restaurante, determinó completar un consumo de 200 pesos porque esa era la cifra mínima para aplicar la promoción.

Más o menos durante 15 minutos, el matrimonio hizo la gestión para ahorrarse quizá 25 pesos. Los señores de la fila fueron hacia al mostrador y dejaron a la cajera la cantidad exacta de su consumo (60 pesos cada uno) para retirarse antes de que el multicitado matrimonio terminara de hacer su pago.

Lo muy interesante es que mientras hacían fila los señores estuvieron criticando a la pareja de su misma generación por estar ocupando tiempo en tener un ahorro económico. La solidaridad generacional brilló por su ausencia en torno a la moderación de sus pares.

Las personas de la tercera edad viven la austeridad porque sus exiguas entradas de dinero postjubilación no les permiten hacer gastos excesivos. Si a esto sumamos que muchos ancianos no cuentan con sistemas de salud que les garanticen un servicio sólido, nos encontramos que llegar a la vejez en un país como México resulta un calvario. Imaginemos la situación de los ancianos que carecen de un sistema de retiro.

Sus exiguas entradas de dinero postjubilación no les permiten hacer gastos excesivos"

El abandono a los adultos mayores por parte de sus familiares es cada vez mayor porque ahora es relativamente más difícil sostener una familia con los gastos en educación, salud, vivienda, transportación y vestimenta que esto representa; más aún con la presión que ejerce el consumo de los demás y las campañas de mercadotecnia que esclavizan a las personas que se comprometen con deudas de tarjetas bancarias.

Los adultos jóvenes y en madurez se dedican todo el tiempo a trabajar para poder sobrevivir en un mundo en el que los intereses bancarios están a la alza, en tanto que dedican menos tiempo a las cosas simples pero sustantivas de la vida, como convivir con sus padres ancianos que finalizan depositados en casas de reposo.

Para el grueso de la población no es fácil entender el sentido de austeridad que tiene que internalizar el adulto mayor, pero muy bien deberíamos intentar tener mejores prácticas de consumo para no tener que tirar a la basura los excedentes de los alimentos que no aprovechamos o la ropa que usamos pocas veces y que desechamos olímpicamente.

Creo que la austeridad es buena consejera para las nuevas generaciones incluyendo el buen empleo de su energía vital, aunque no tiene que ser tan severa que afecte la calidad de vida de los mayores que alguna vez estuvieron en los linderos de la juventud. Recordemos la frase acuñada por algún adulto mayor: “Como te ves me vi, como me ves te verás”.