Con la etapa de precampañas se han comenzado a trazar algunas directrices de lo que será la oferta electoral de los aspirantes a la gubernatura de Coahuila, según la agenda temática que han seguido. 

Hasta ahora se ven dos grandes temas que han abordado los calefactos que buscan ocupar la oficina principal de Palacio Rosa. 

Por un lado, el aspirante más fuerte del partido en el poder ha planteado el ofrecimiento de buscar que el Estado reciba un mejor trato de parte de la Federación al momento del reparto de recursos monetarios.

Históricamente en la entidad se ha escuchado esa idea, que existan mayores recursos ante la aportación que hace el Estado a las finanzas federales. 

La idea podría parecer interesante, aunque puede resultar más complicada que lo que parece. 

En estas páginas, el columnista Alejandro Dávila ha explicado por qué sería complejo que se consiguiera. 

Hasta ahora ha sido la única idea que  de parte del aspirante oficial. 

Por el lado de la Oposición, los tres aspirantes más fuertes han señalado como principal oferta política que se castigue -lo que ellos califican- los malos manejos financieros en el Estado, en concreto, la deuda contraída en el pasado sexenio y que ha sido controlada, mas no abatida por la actual administración. Una propuesta que ha sido mencionada en los últimos seis años. 

Hasta hoy, en ambos bandos hemos escuchado posturas monotemáticas: fortalezcamos al Estado y castiguemos a los -que ellos consideran como- “malos”. 

La oferta no ha dado para más. En este espacio hemos reseñado necesidades que se abrirían ante la coyuntura que vivimos. 

Aunque lo planteado por los aún aspirantes o precandidatos son tópicos que están en el imaginario de la sociedad, no se ha abordado de manera profusa otras áreas de la vida social que le preocupa al coahuilense de a pie. 

Hasta hoy, no hemos escuchado mayor referencia sobre el tema Trump y el impacto que podría tener en la sociedad local, como por ejemplo la posible partida de las armadoras automotrices que solventan buena parte de la generación de riqueza en la localidad. Ni tampoco abonar a la arena de ideas en cuanto a la situación económica que se ve influida por la inflación y la liberalización en el precio de los combustibles, esto por decir dos temas que han estado en la agenda pública en los últimos días. 

Es cierto, el PRI se refirió a que se debía frenar, pero sin dar una argumentación sólida que explique a la sociedad las razones y las consecuencias. En la Oposición, tanto PAN como Morena y los independientes han condenado, pero no han demostrado ideas que puedan abonar al debate público.

Ante esta coyuntura, podría verse que los aspirantes han desaprovechado una oportunidad de demostrar talante de liderazgos que puedan tomar un encargo público de talante. 

Es cierto, las reglas electorales son duras en cuantos a los tiempos, y violentarlas podría ser un pasaporte a dejar la contienda, sin embargo, los aspirantes deberían mostrar mayor iniciativa en dar propuestas, sin llamar al voto y estar en el límite de violentar la legislación.

En unas semanas cuando ya comiencen las campañas en forma, deberemos ir conociendo ideas mucho más claras sobre lo que aspiran a hacer en el poder. 

Sólo así, podremos tener mayores argumentos para que cada uno de nosotros defina a quién le entregará su voto. 

Lo que la sociedad esperaría es que la agenda de los candidatos sea acerque más a la realidad que viven los ciudadanos de a pie. Al final, el cargo para el que aspiran está diseñado para ser un facilitador de bienestar en la administración del Estado o alcaldía, según sea el caso.