‘Kingsman: El Círculo Dorado’: La decepción del año

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‘Kingsman: El Círculo Dorado’: La decepción del año

Si tan solo la primera película no hubiera generado tan altas expectativas, quizá esta segunda parte podría ser una cinta divertida y pasajera

“Kingsman: El Servicio Secreto” fue una de las grandes sorpresas del cine en 2014. “Kingsman: El Círculo Dorado” es una de las grandes decepciones del 2017. Lo segundo es consecuencia de lo primero. La diversión, la locura, la violencia, el interesante giro a los espías clásicos, todos los elementos se mantienen en esta segunda parte, pero no sólo son utilizados de una manera mucho menos ingeniosa, sino que a la cinta le sobran largos y tediosos minutos. El tiempo se le va en subtramas que a nadie le importan y que dañan seriamente esta nueva historia. No quisiera ser tan severo, esta película al menos es entretenida a ratos y las escenas de acción son sencillamente cautivadoras. Pero lo que realmente molesta es ser capaz de detectar tan claramente las malas decisiones del guion, las partes que sobran y que, de haberse tratado de otra manera, hubieran hecho esta aventura mucho mejor.

En esta cinta, Eggsy (Taron Egerton) ya es un agente hecho y derecho de Kingsman; elegante y hábil, pero sin perder su chispa de humor juvenil. En este punto de su vida, su mayor preocupación es quedar bien con sus suegros, los padres de la Princesa Tilde de Suecia (Hanna Alström). La situación cambia radicalmente cuando una excéntrica y poderosa narcotraficante decide eliminar a todos los agentes de Kingsman, dejando a Eggsy y a Merlín (Mark Strong) solos en búsqueda de una solución. Según el protocolo, el plan secreto para esas situaciones radicales es llamar a los Statesman, que son la versión vaquera y estadounidense de los agentes ingleses. Juntos enfrenarán los malvados planes de Poppy Adams (Juliane Moore), quien vive en un paraíso secreto que ha transformado en un palacio de la nostalgia por la década de los 50, protegida por minas terrestres y robots perros guardianes.

La cinta de nueva cuenta es dirigida por Matthew Vaughn y la situación con esta segunda parte es similar a lo ocurrido con “Kick-Ass” (2010), del mismo cineasta, aunque la secuela no fue dirigida por él. La primera parte fue emocionante, violenta y explosiva en la pantalla, su siguiente entrega no tanto. Ambas películas sufren de la maldición de no poderse superar a sí mismas. Esto es un problema común, por dos razones fundamentales: se piensa que más es mejor y se confían, pues al ver que la primera es un éxito, bajan la guardia y descuidan aspectos clave. En esencia “Kingsman: El Círculo Dorado”, debería funcionar mejor y, de hecho, tenía todos los elementos para lograrlo. El elenco es bastante sobresaliente y todos los actores se están divirtiendo en sus papeles. Como su predecesora, es una cina subversiva para pasarla bien. Sus desatinos y errores, todo lo que sale sobrando, es bastante claro.

Primero que nada le sobran unos 20 minutos, que es casi el tiempo extra que le añadieron a la duración. La extensión de una cinta es algo curioso, pues, si bien es importante, mientras la historia sea buena, atractiva y esté bien contada, el tiempo no parecerá tan lento. Igual al revés, hay cintas que duran una hora y veinte minutos, pero se sienten eternas. Más que el tiempo, aquí son ciertas partes que no terminan de encajar entorpeciendo todo. La historia es simple: hay nuevos agentes para ayudar y una nueva villana, juntos deben luchar, listo. No es que se espere gran cosa, pero en una película como ésta el ritmo es muy importante. Hay que cuidar de no tropezarnos.

No sé si es una cuestión de querer complicar la historia innecesariamente, o tratar de dar una profundidad (también innecesaria) a ciertos personajes. Son subtramas, pequeñas historias alternas que se podrían borrar con facilidad. Primero está la de la relación de Eggsy con la Princesa Tilde, una historia de amor poco interesante que nos lleva a una escena bastante rebuscada sobre una supuesta infidelidad. Otra es el regreso de Galahad (Colin Firth), aquí se nos va el tiempo en la francamente estúpida idea de cómo lo revivieron y mucho más en su recuperación, pues ahora tiene problemas mentales y ve mariposas imaginarias. Tal vez no hubiera tanto problema aquí si se tratara de una sorpresa, pero ya vimos a Firth en todos los posters y trailers. Otra subtrama que tampoco funciona es la del presidente de Estados Unidos. ¿Para qué? ¿Quisieron hacer una especie de denuncia o sátira de Trump? ¿O sólo aprovechar a los actores Bruce Greenwood y Emily Watson que andaban por ahí?

Todo lo antes mencionado hace que no logremos disfrutar a Juliane Moore, como esta divertidísima y sádica villana, ni los breves instantes en que aparece Jeff Bridges. Naturalmente lo que aquí más importa es la acción y aunque nos hacen esperar bastante, casi lo compensan. Filmadas casi sin cortes, con un ágil trabajo de cámara y un buen uso de efectos por computadora, cuando los agentes se encuentran peleando, disparando, pateando y saltando con cuerdas de rodeo, demuestran sus mejores habilidades. No es que esta cinta tuviera que ser sólo acción, pero, como dije antes, se trata de buscar un ritmo. Hay que equilibrar acción con historia, generar una buena armonía. Parece que el equipo que realizó las escenas de acción fue uno completamente aislado del resto y que el director simplemente recibió el material y lo metió donde pudo. La acción por sí sola es muy buena, pero traen arrastrando un gran peso.

Se ve claramente lo que funciona y lo que no. La experiencia en general es bastante dispareja. A ratos es divertida, a ratos aburre. Se puede decir que es una cinta disfrutable, para matar el tiempo, si no estás poniendo atención y te sales varias veces al baño.

El dato

Director: Matthew Vaughn.

Elenco: Taron Egerton, Colin Firth, Julianne Moore, Pedro Pascal, Mark Strong, Halle Berry, Elton John, Channing Tatum, Jeff Bridges.

Género: Acción / Espías.

Clasificación: B15

Duración: 141 minutos

Calificación: 7