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Kichink: El reto de iniciar una empresa y hacer ventas en línea
Era 2012, poco antes de Navidad y el lanzamiento de Kichink en redes estaba próximo. Los ahorros que tenían para la empresa se terminaban y debían pagar el salario de doce personas. Pensaron que tendrían que vender sus coches, cuenta Alfonso Lomelí, miembro de una de las start-ups mexicanas más exitosas de la actualidad.
El primero de enero del 2013 apareció en la red con un catálogo de sesenta empresas, seis meses después contaba con mil. A tres años de su incursión en la web su oferta mercantil ascendió a 55, 000 tiendas mexicanas que distribuyen y venden dentro y fuera del país.
Kichink es una empresa de mexicanos que se encargan de que las ventas online funcionen del click a la puerta del hogar, sin contratiempos o atendiendo los que se presenten. Un proyecto de emprendedores para emprendedores que nace de una idea: poder hacer dinero sin dinero por medio del e-shopping.
Para ser parte de Kichink sólo hay que registrarse y subir fotografías de los productos que se venderán. No hay límite en la cantidad de oferta por tienda, no cobran por inscripción y la comisión del 7.5% se descuenta hasta la primera venta. Tienen servicios de empaque, hangling y su costo de envío mínimo es de treinta y nueve pesos.
La idea surgió cuando Claudio Condé, Claudia de Heredia y Jennifer Marquad trabajaban en Nube9, agencia de desarrollo y marketing digital. Sus clientes buscaban la inclusión de venta online en sus páginas web, tres o seis meses después, pedían quitar esta opción por las dificultades que enfrentaron con los pagos, transacciones bancarias y envíos.
Las peticiones de sus clientes se transformaron en inspiración que aunada a la intención de colaborar con el comercio electrónico en México, dieron como resultado Kichink. Hoy es la única empresa de este tipo en el país y sus fundadores van por más. No creen estar cerca de su meta, se sienten en el campamento uno del ascenso al Everest. Lo que sigue es la expansión internacional, se están preparando para salir de México.
A pesar de su rápido crecimiento se han encontrado con dificultades como cualquiera que se adentra en el mundo del emprendedor. Problemas económicos, decisiones complicadas, ganas de regresar a la orilla. Comenzaron con 18 empleados y ahora cuentan con 60, casi 70 y miles de pequeños empresarios mexicanos.
La mayoría de sus compradores van de los 17 a los 35 años y se concentran en Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México. El 25% de sus compradores se ubican en comunidades con menos de 30, 000 habitantes. Gente que compra porque no encuentra esos productos en su comunidad y gente que distribuye sus productos a mejor precio del que le podrían vender a un intermediario.
A Alfonso le encanta la idea de poder distribuir los productos de una comunidad de Oaxaca con menos de dos mil habitantes. Le parece increíble poder ayudar a vender desde comunidades con alcance a todo el país y fuera de éste, sin intermediarios y al precio justo.
Actualmente Kichink busca contribuir a la inclusión comercial, que cualquiera pueda ser parte de una economía que dé para vivir, no solo para sobrevivir.
El reto de ser emprendedor
¿Ser emprendedor es algo que todos deberían probar? La respuesta de los miembros de Kichink, Claudia Heredia y Alfonso Lomelí, es sí. Mientras más emprendedurismo real y bien ejecutado exista, mejor. Hay que tener una personalidad para ello, aceptar negativas y tener presente que las ideas no valen nada hasta que se ejecutan. Se necesita un nivel de convicción sobrehumano.
Las mentes detrás de Kichink conocen el secreto del emprendedor funcional:
Empezar a atreverse, quitarse el miedo y armar un plan de negocios. No tomarse los comentarios ni las negativas como algo personal y tener humildad sin olvidar que el trabajo está dirigido principalmente a brindar un servicio. La principal función de un emprendedor es mejorar su entorno.
Detrás de una idea hay un equipo que apoya y motiva. Es importante buscar a las personas correctas para cada proyecto. Kichink, por ejemplo, cuenta con empresarios con experiencia, expertos en marketing, programación y negocios. Tener un equipo que aporte ideas distintas ayuda a construir, platicar y llegar a acuerdos juntos para analizar las ideas que funcionan y desechar las que no. Un equipo también es importante a la hora de enfrentarse a las negativas, un equipo motiva a seguir.
Emprender no es tener buenas ideas que puedan cambiar al mundo, emprender es hacer. Pueden darse malas ideas bien ejecutadas que se convertirán en grandes negocios y buenas ideas mal ejecutadas que serán fracasos rotundos. Lo más importante es empezar hoy. Encontrar una versión mínima de la idea y lanzarla. Buscar la perfección de un producto sin antes probarlo puede significar invertir mucho dinero, tiempo y esfuerzo, corriendo el riesgo de que al final no funcione y se tenga que empezar de nuevo. Hay que escuchar al mercado, lanzar la idea para perfeccionarla a partir de la prueba y el error.
Kichink es una opción para empezar hoy.