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Kame hame ha: el Saiyajin del narco
Saltillo, COAH.- Con una interpretación desbordante en esfuerzo físico, información y emociones, Alex Morrán Cautivó al público del tercer día de actividades del XXI Festival de Monólogos.
A ‘Benito’ le quedan 14 minutos de vida; está en el reclusorio juvenil y sabe, está seguro de que vienen por el. Dopado por una pelota de frontón ‘embarazada’ con coca corriente y raticida que se infiltró, sabe que está a punto de morir.
Tiene 14 años y sólo le queda recordar los terribles momentos de su vida que lo llevaron hacia ese momento.
Tenía 9 años y su papá era un golpeador salvaje que no se cansaba de florearle la boca a su madre, quien a su vez se pasaba los días trabajando, por lo que Benito se la pasaba en la calle con su amigo ‘El hules’.
El y su amigo eran la presa perfecta: niños sin atención, que como muestra de cariño no recibían más que un zape o un cállate, a los que la escuela era algo lejano. De esos que nacen prejuzgados y prehumillados.
Pero Benito y ‘El hules’ pasaban sus tardes viendo Dragon Ball Z, jugaban a transformarse, a juntar las esferas, a ser Freezer o se Gokú con su gran fuerza que lo volvía rubio y le cambiaba los ojos negros azules. Que de vez en cuanto podía pedir un deseo, justo como ellos no, porque a los ‘ninis’, no se les permite soñar.
Eso lo sabía muy bien el pesado del barrio. Le decían El Perro y tenía 25 años, todo un héroe para ellos. Los convirtió en sus mandaderos (ir por una caguama y recibir 100 pesos de propina era lo máximo), luego en sus halcones, sus atracadores, sus secuestradores y luego sus sicarios.
Siete muertos tenía en los pasos ‘El Saiyajin’ como le decían a Benito porque era bien entrón, no le temía a nada; se marcaba una cicatriz en el brazo izquierdo por cada uno.
No se acuerda de todos pero sí de muchos. Como el primero en el que asesinó a un anciano en un atraco a un bando y donde murió su entraña el Hules, o el niño al que le había agarrado cariño y le inyectó ácido de batería de coche, o la muchacha que tuvo el error de reconocerlo y que terminó violada en muerte.
En una ejecución con un rendimiento físico esplendoroso, el actor Alex Morrán se hacía pasar por Benito, otros personajes y un informador, narrando con crudeza la realidad triste de los niños que son material para el narcotráfico en México.
En punto de las 20:30 horas, el público ya había llenado casi todas las localidades, dejándose llevar durante 60 minutos por los aligerantes momentos de risa que contrastaba con las lágrimas que llegaron a provocar los momentos más descarnados del monólogo.
“Me entristeció mucho porque aunque es ficción, no siempre se puede ver cómo viven estas personas así de cerquita”, dijo más tranquila Magda Aceves, quien durante el montaje se mostró emocionada.
El texto original es del dramaturgo mexicano Jaime Chabaud, que en esta ocasión se presenta bajo la dirección de Daniel Patiño Martínez para la compañía teatral Proyecto 4to Estudio, compañía originaria de Guadalajara y que se integró al XXIFMC como uno de los seis seleccionados nacionales que también integran la cartelera de ‘Teatro a una sola voz’.