Justicia corrupta y caduca

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Justicia corrupta y caduca

El pasado 11 de marzo publicamos en este espacio una columna titulada “El gris ocaso de la PGR” donde se planteó la crisis terminal que padece la Procuraduría General de la República (PGR), importante institución que en nuestro país rige al Ministerio Público de la Federación, cuya misión es investigar y perseguir los delitos federales, una instancia que ha llegado al final de este sexenio envuelta en el escándalo, con un encargado de despacho, Alberto Elías Beltrán, que no cumple con los requisitos para ser procurador y cuyo fracaso en todos los frentes jurídicos de su actuación deja a todo este país hundido en la injusticia y la corrupción.

Y es que Alberto Elías tiene poco tiempo con su título de abogado y de manera indebida sigue al frente de la PGR. Y no sólo es que le falte exactitud a su currículo, lo que le falta es solidez para el cargo pues aunque tiene la bendición de Peña y de los mafiosos “abogánsters” del Edomex, en el ámbito de la justicia se le percibe sin el halo, sin el aura, sin el espíritu de la legitimidad necesaria para ostentar un cargo de tal magnitud.

Y la historia consignará que ésta fue una época muy negra para el Estado de derecho en México, pues actualmente en cuestiones de procuración e impartición de justicia estamos peor que naciones de centro y Sudamérica, países a los que antes calificábamos como repúblicas bananeras o simples “gorilatos”, pero que ahora ya nos han rebasado al procesar y encarcelar a expresidentes y ministros por casos tan emblemáticos como el de Odebrecht.

Y es que el actual procurador Alberto Elías Beltrán es un neófito comparado con todos los titulares que ha tenido la PGR. Y vale la pena citarlo nuevamente: que cuando don Emilio Portes Gil asumió el cargo de procurador general de la República ya había sido gobernador de su estado, dos veces secretario de Gobernación y presidente de la República. Además ya había resuelto asuntos tan graves como la Guerra Cristera, la rebelión militar escobarista, el conflicto estudiantil de 1929 y un grave diferendo con la CROM, la máxima central obrera de esa época.

¿Qué ha resuelto Alberto Elías Beltrán al frente de la PGR? Absolutamente nada relevante, sino echarle tierra a los asuntos en contubernio con los jueces, procurando el carpetazo de los casos espinosos (Elba-Duarte-Coneja) y, como actualmente sucede con el expediente Odebrecht, somos el único país que no ha procesado a los corruptos porque la PGR tiene bloqueados los convenios de colaboración con Brasil, para darle largas al asunto procurando la impunidad.

Y la misma chatarra de justicia tenemos en los estados de la Federación donde, de plano, no existe la división de poderes y los fiscales estatales son más corruptos y los jueces más venales como sucede en Coahuila, donde el Sistema Estatal Anticorrupción es una farsa de grandes proporciones, una organización de lapas y parásitos de los más onerosos que existen, un sistema que debería estar rankeado en el number one del top ten de las instituciones más inútiles y fraudulentas de México. Peor que la PGR, decrépita y caduca, al borde de la extinción.