Julia y las computadoras

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Julia y las computadoras

Julia se casó a los 15 años, embarazada, y pensó que sería "la gloria" poder salirse de una casa paterna donde la familia era tan grande como sus carencias y necesidades.
 
En ese matrimonio sufrió abusos, violencia, golpes, maltrato y un sin fin de humillaciones; como aquella vez cuando en la iglesia, ella bautizaba a una de sus hijas, sin saber que la "madrina" se había acostado con su marido y ella sin saberlo...  
 
A los 29 años, con seis hijos, harta de los golpes y el maltrato, se armó de valor y firmó el divorcio. Sus hermanos ¡y hasta una de sus cuñadas!, la tuvieron que acompañar a todas las citas en el juzgado, pues ella tenía un enorme terror por su ahora ex marido, de que nuevamente la agrediera o intentara hacerle daño.
 
Finalmente Julia firmó el divorcio y por primera vez, en su nueva casa con sus hijos, donde no existía ya un marido, comenzó a sentirse en paz, tranquila y comenzó a respirar un aire de esperanza que nunca antes había conocido.
 
Julia comprendió que por primera vez era la dueña de su vida y de su destino y luego de acostumbrarse a ese nuevo aire y ese nuevo oxígeno, se animó a salir de su casa arreglada, bien peinada, con saco y tacones, para buscar por primera vez, su primer trabajo.
 
Con sólo la secundaria terminada, consiguió un trabajo de recepcionista y fue ascendiendo como secretaria, ejecutiva, coordinadora, directora de área y quitándose todo miedo, estudió Sistemas Computacionales en la UNAM, en aquellos años 70' cuando era mal visto que la mujer estudiara, fuera divorciada y era juzgada muy duramente por una sociedad machista.
 
Aprendió a ignorar a todos aquellos que no le daban para comer y se convirtió en una experta en las recién llegadas computadoras.
 
Compitiendo con cientos de hombres comenzaron a lloverle oportunidades, logró comprarse 2 casas y viajó por varias partes del mundo,
 
Julia ya falleció. Pero dejó en sus hijas y sus nietas el ejemplo de cómo una mujer debe desprenderse de lo que le daña, le estorba, la lastima y la oprime sin dejarla moverse, para convertirse en la mujer que siempre quiso ser.
 
Cierta vez dijo: "Yo hice las cosas al revés, primero fui hija y luego me convertí en esposa, madre y ama de casa. De adulta y divorciada, fui soltera, independiente, estudié, hice una carrera, trabajé, hice dinero y viajé por varias partes del mundo. Nunca me volví a casar y aprendí a ser feliz sin necesidad de depender nunca de nadie más".
 
Los últimos años de su vida fue una mujer muy feliz, siguió trabajando y murió rodeada de hijos y nietos que la amaron.
 
Guardan el recuerdo de una gran madre pero sobre todo de una gran y valiente mujer que se enfrentó al mundo entero para únicamente ser ella, y convertirse en lo que siempre soñó, una mujer libre, independiente, eternamente digna y feliz.