El 17 de diciembre de 2016 Ray Woodhall se reunió con amigos a jugar al futbol en la modalidad “caminando”, un deporte igual al fútbol, pero en el que está prohibido correr.

Luego de disputar seis encuentros amistosos, de 10 minutos cada uno, el hombre de 54 años sintió molestias en su pecho y su familia llamó a una ambulancia para que sea trasladado a un hospital cercano.

El veterano jugador creyó que se trataba de un cuadro de deshidratación, pero al llegar al establecimiento, los médicos le explicaron que había sufrido un infarto.

Allí, luego de una intervención en la que se le colocaron dos estents, el calvario comenzó. Woodhall sufrió un total de 27 infartos según confirmaron las enfermeras.

“El último fue el que más miedo dio”, asegura Woodhall en diálogo de la BBC, quien sostiene tras traumática experiencia que “morir es como quedarse dormido”.

Ahora, Woodhall afronta una larga recuperación que le llevará no menos de seis meses para ponerse en forma y volver a realizar actividad física.