Judy Goldman se pone a jugar sobre la tela de una araña en nuevo libro

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Judy Goldman se pone a jugar sobre la tela de una araña en nuevo libro

Foto: Internet.
La escritora mexicana lanzó ‘Un elefante se balanceaba’, libro para niños que juega con la popular rima infantil para promover la lectura y las tradiciones

Con su más reciente libro “Un elefante se balanceaba” (Océano Travesía, 2021), la escritora mexicana Judy Goldman se puso a jugar con esta popular rima infantil, y a través busca continuar con su objetivo de estimular el hábito de la lectura en los más pequeños y compartir las tradiciones mexicanas.

En entrevista con VANGUARDIA habló sobre los orígenes de esta publicación, ilustrada por Carolina Monterrubio, así como su perspectiva sobre los temas y planteamientos que toca.

 

¿Cómo llegó a ti la idea de jugar con esta rima en ‘Un elefante se balanceaba’?

“Sucedió hace varios años, porque hay algunos proyectos que de repente se te ocurre algo, lo apuntas, lo trabajas un rato y después te ocupas con otros proyectos. Estaba yo jugando conmigo misma, que es lo que hago a veces cuando estoy escribiendo, jugando un juego que llamo ‘¿Qué pasaría si?’. Entonces me puse a pensar que en esta rima a la araña nadie le hace caso y ella ¿qué piensa? Ella está haciendo una obra de arte y de repente llega un elefante y después otro y otro. 

De niña cuando lo escuchaba, me lo cantaba mi mamá, después cuando se lo cantaba a mis hijos, las imágenes que veía en mi cabeza de estos elefantes trepándose a una telaraña tan delicada y que no rompía con ellos, es como para botarse de la risa. Pero le di ese giro de pensar en la araña y también le hice un cambio a la historia, porque no son nada más elefantes”.

 

¿Qué intenciones tenías al hacer este libro?

“En primer lugar que se diviertan. Claro que primero el adulto tiene que introducirlos a la canción para que vayan viendo y entiendan los cambios que hice en el cuento. Sino se van a divertir de todos modos aunque no conozcan la canción, pero creo que es más divertido cuando la conocen con anterioridad. Y esto abre las posibilidades del cuento y esto, lo que yo siento que hace, es que los chicos y chicas van viendo que los libros son divertidos, que se pueden botar de la risa, se emocionan; hay muchísimas posibilidades de pasar un tiempo muy divertido con ellos”.

Ya has trabajado en otros de tus libros con cuentos y tradiciones mexicanas. ¿Cómo te sientes al abordar nuevamente otro pedacito de la riqueza del país?

“Yo siento que México es un país con muchas tradiciones muy ricas y a mí me interesa que los niños y las niñas estén enterados y que tengan a su alcance estas tradiciones tan hermosas y ¿qué mejor que en los libros? Mi idea siempre ha sido que les interese, que les llame la atención, que no sientan que los están examinando, cuando tienen en sus manos un libro como ‘Un elefante se balanceaba’, o de otros autores, y en México tenemos el gran privilegio de que se publican libros traducidos que vienen de otros países, abriéndole los horizontes para que vean muchas cosas que hay afuera de nuestro país”.

 

¿Cómo trabajar con Carolina Monterrubio para las ilustraciones?

“Cuando la editora me aceptó el proyecto, dijo que estaban buscando a un ilustrador o ilustradora con un estilo que la editora tenía muy en mente. Yo no conocía a Carolina, me encantó lo que hizo. Y creo que funcionó muy bien porque los colores son muy vivos, atractivos. Hace cosas que cada vez que veo el libro encuentro detallitos nuevos y eso también es una cosa muy importante. El ilustrador o ilustradora puede mostrar una historia paralela al texto, y el texto aquí es muy breve, y darle chance a los lectores para que observen estas cosas y las encuentren. Esto les abre una vista al arte, porque los ilustradores son muy talentosos y eso se ve en el libro. Fue una unión muy buena, porque en un libro ilustrado el arte y el texto tiene que ser una unión perfecta”.

Este libro, de cierta manera, también promueve el rescate de estas antiguas tradiciones, ¿es así?

“Yo siento que a veces las canciones tradicionales que muchos de nosotros conocíamos cuando éramos niños… por ejemplo, hace muchos años que ibas a una fiesta se cantaba ‘A la víbora de la mar’ y cantábamos y jugábamos esas rondas y hoy en día casi no. Creo que es raro que casi no se juega ya y es una lástima que ya no se haga. Porque yo me acuerdo que me divertía muchísimo con eso y no tiene edad. Creo que es una cosa que a niños de todos lados les va a gustar.

Y es recordar también a los papás, y los abuelos, que esas cosas nos divertían. Cuando íbamos de excursión en la escuela, que nos las ponían para entretenernos y que no estuviéramos cada cinco minutos preguntando si ya íbamos a llegar, igual yo en el coche con mis hijos en estos viajes que a ellos se les hacían larguísimos, una canción como esa ayudaba a pasar el tiempo y además qué lindo que sea en familia”.

 

Y, por supuesto, también busca acercar el hábito de la lectura desde muy temprana edad.

“Es muy importante que haya ese acercamiento cariñoso, amoroso, hacia los libros y con los más chiquitos se puede lograr muy bien cuando compartes un libro con ellos. Cuando los padres, los abuelos y los tíos que están en las vidas de estos niños son modelos de comportamiento, si nos ven leyendo lo más probable es que les guste la lectura. Y además estrecha los lazos de unión entre la familia, se crea un lazo muy importante entre el adulto, el libro y la lectura y muchos de estos niños van a resistir, digo yo, que a veces van a escuelas donde sabemos que les van a enseñar a leer pero a veces les enseñan de una manera en que sienten que la lectura es solo para un examen. Siento que cada lector va a entender lo que quiera del cuento en ese momento de su vida; tú puedes leer un libro y tú forma de entender un cuento va a cambiar”.

 

¿Qué les recomendarías a los padres para generar en sus hijos el gusto por la lectura?

“Compartan libros con los más chicos, que lo hagan todos los días. Lo pueden hacer en la noche, antes de que se vayan a dormir, es una tradición muy bonita, para los más chicos porque se acostumbran a que en la noche voy a tener la atención de papá, mamá, el abuelo, la abuela o quien sea y si les piden que lean el libro 800 veces háganlo. A veces es tedioso, pero por algo lo piden, ya después pasarán a otro libro, no tengo la duda. Llévenlos a librerías, compren libros, ténganlos a su alcance en la casa. Hay gente que dice que los libros son muy caros pero después veo que comprar juegos de video o cosas así, carísimos, o les compran un celular carísimo cuando los libros les van a aportar tantas cosas más”.