Judas que no saben colgarse

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Judas que no saben colgarse

La quema de Judas es una tradición de Semana Santa que se ha ido perdiendo. Una costumbre donde el pueblo suele representar a los políticos corruptos con monigotes que luego queman, a manera de denuncia pública y que los marca como personajes nocivos de la sociedad.

Aunque vale decir que nunca será justa la comparación de Judas Iscariote con personajes tan mediocres como son los políticos locales. Y es que nuestros Judas son tan pequeños que ni siquiera han aprendido a colgarse o pegarse un tiro como recién hizo Alan García en el Perú, en un epílogo teatral al que no se atreven nuestros políticos vernáculos.

¿A qué monigotes colgaría usted frente a catedral para ser quemados por indeseables?

Claro que usted va a proponer de inmediato a clásicos atorrantes como Jorge Torres, David Aguillón, Víctor Zamora, María Esther Monsiváis y otros entes más de esa cepa de cucurbitáceos que, comparados con Judas Iscariote, son insignificantes porque el artífice de la gran traición es quien hizo posible el cumplimiento de lo escrito con respecto a la redención de la humanidad.

Aquí vamos a proponer a otros Judas mucho más pequeños, a esos que siguen incrustados en una burocracia inútil, empeñados en seguir jodiendo a este pueblo incapaz de quemarlos en la plaza pública.

Quemar, por ejemplo, a los peleles consejeros del Instituto Electoral de Coahuila (IEC), auténticos monigotes que llevan meses sin trabajar y siguen cobrando más de lo que ganan muchos presidentes de países en el mundo, incluido el Presidente de México. Y que conste que el suscrito está dispuesto a pagar la marioneta repleta de pólvora –y vaya que se requiere mucha– de la presidenta Gabriela de León Farías, aunque luego nos acuse de violencia política de género, no por la pólvora, sino por el simple hecho de feminizar en su persona al Judas.

Otros monigotes a los que urge quemar son a los burócratas del Sistema Estatal Anticorrupción de Coahuila, principalmente a su inútil fiscal Jesús Flores Mier y asimismo a sus consejeros dizque ciudadanos, que se llevan millones de pesos en sueldos por hacer nada, porque nulos son los resultados de su gestión, sólo han recuperado 800 mil pesos de los miles de millones que se han perdido en peculados y corrupción. ¡Fuego a esos parásitos peleles!

Otros que merecen la hoguera son los prevaricadores del Poder Judicial que participaron en el despojo de viviendas a los trabajadores afiliados al Infonavit. Ya nada dice al respecto la magistrada Miriam Cárdenas. Ya verá que pronto los reinstalan y les pagan los salarios caídos. Bendita impunidad.

Y podríamos seguir con más casos de pequeños Judas –como los del ICAI–, pero no son dignos de comparación con Judas porque estos son villanos sin grandeza que no son interesantes, sombras sin luces de la vil rapiña, despreciables por sus vulgares raterías y, lo peor de todo, que nunca pisarán la cárcel.

¿Y el sujeto de Jurisprudencia protegido de un magistrado que publicó las fotos de su expareja sentimental? Que todo el desprecio estudiantil caiga sobre su ínfima persona y que no lo olvide nadie, por gacho y por traidor.

Reflexiones

J. Alfredo Reyes Ramos