“¿No oyes ladrar los perros?”. Mientras el primer centenario de Juan Rulfo mantiene a la esfera de la cultura en ardiente júbilo, muchos afirman que ningún otro autor lo pudo haber descrito mejor: Estamos en 2017 y México sigue en “El llano en llamas”. 

Igual, con relatos desafortunados en un contexto funesto y ansioso de justicia, México se prepara para, durante todo el año, recordar la obra del breve pero prevaleciente del escritor jalisciense. 

También está de aniversario el Centro Cultural Universitario “Colegio Civil” de la Universidad Autónoma de Nuevo León, recinto que cumple 10 años alcanzando los mil 817 eventos artísticos y culturales, con la asistencia de 1 millón 57 mil personas. 

La celebración no será minúscula pues desde el pasado 24 de enero y hasta el 29, este espacio será sede de exposiciones, eventos artísticos, actividades infantiles, así como la conferencia “Juan Rulfo: La Novedad de los Fantasmas”, ofrecida por el escritor Juan Villoro.  

En 2016 el Colegio Nacional, del que Villoro forma parte, ofreció una serie de conferencias sobre novelas mexicanas en la que el autor de “El Libro Salvaje” diseccionó “Pedro Páramo”, publicada originalmente en 1955 y en la que Rulfo describe el vacío que acecha a las personas oprimidas, olvidadas y al punto de la ebullición. 

“Rulfo creó la gran parábola del despojo: hombres que son tan pobres y despojados que ni siquiera tienen derecho de que algo les suceda, no tienen propiedad ni destino propio, no tienen historia”, dijo Villoro en dicha conferencia. 

Ahí mismo aseguró que la obra de Rulfo tomó tanta relevancia a pesar del tiempo y la brevedad porque el mismo se encargó de hacer fascinantes leyenda alrededor suyo, como que una vez escribió una novela pero la dejó olvidada en una estación de trenes, o que el tío Celerino era quien le platicaba sus historias y cuando se murió se quedó sin más para escribir.

Pero eso no es todo, pues aseguró que Rulfo no sólo llevaba la revolución en el discurso, sino en las letras, trayendo a la narrativa mexicana recursos impensables, asegurando que “su prosa es uno de los más grandes momentos de la poesía mexicana”. 

A eso añadió que “no conozco libro que exprese mejor que Pedro Páramo la tensión ante la historia del país y la imposibilidad de incorporarse a ella [...] si Mariano Azuela escribió ‘Los de Abajo’ y Martín Luis Guzmán escribió ‘Los de Arriba’, Rulfo lo hizo de los expulsados”. 

A pesar de su cercanía con el sentir del pueblo mexicano, Villoro destaca que uno de los misterios de la obra rulfiana, es que nunca un campesino mexicano ha hablado como un campesino de Rulfo y nunca un campesino ha sido tan genuino como los campesinos de relata en “Pedro Páramo” o “El Llano en Llamas”. 

Y aunque para Villoro la repetición es un infierno (como lo dijo el mismo para una entrevista con Milenio), Rulfo era un maestro de este recurso, usándolo como un lastimero medio para metaforizar la pobreza léxica. 

“Repite las palabras y las utiliza como guijarros pobres que hacen que suene a pesar de no tener mucha música dentro, música de piedras [...] utiliza el lenguaje desde la escasez para producir abundancia de sonido”, explicó Villoro. 

Destaca además que “Pedro Páramo” es una historia de fantasmas maestra, pues cuando normalmente en un desierto no debe haber gente, en la novela si existe, pero no es más que reflejo de los mismos mexicanos inolvidables, que no necesitan de una escenografía y que son inolvidables. 

Estas y otras observaciones sobre la obra de Juan Rulfo son las que Villoro compartirá esta noche en punto de las 19:00 horas en el Colegio Civil en la vecina ciudad de Monterrey, Nuevo León. 

Él es Villoro
> Escritor y periodista mexicano. 
> Es autor de novelas como “Conferencia Sobre la Lluvia” y “Apocalipsis” y antologías de cuentos como “El Libro Salvaje” y “Forward Kioto”. 
> Publica en el periódico Reforma, la Revista de Libros, diario El Mercurio y El País entre otros. 
> En 2004 ganó el Premio Herralde con su novela “El Testigo”.
> Desde 2014 forma parte del Colegio Nacional. 
> En 2016 lo reconocieron con el Premio al Mérito Literario de la Feria Internacional del Libro de Chile.