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José Fernández: Todo empezó y terminó en un bote para promesa del beisbol
A José Fernández le gustaban los botes y el agua. De hecho, en una embarcación logró salir de su natal Cuba para perseguir sus sueños de libertad en Estados Unidos, aunque no fue sino hasta el cuarto intento que lo logró, en el que incluso tuvo que arrojarse a las turbulentas aguas del Golfo de México para salvar la vida de su madre, quien cayó del navío. Apenas tenía 15 años en aquel entonces.
Aunque su primera parada tras abandonar la isla fue México, Fernández tenía un gran don: el de poner la esférica de 108 costuras en la intrincada zona de strike. Era un portentoso lanzador sobre quien se vislumbraba un futuro alentador, brillante.
La madrugada del domingo, sin saberse todavía el motivo, salió con dos amigos en un bote de motor. Salió expulsado del navío luego de que éste se impactara con unas rocas, la propia embarcación cayó encima suyo. Ninguno de los tres tripulantes sobrevivió.
Para la familia de José es un golpe todavía más fulminante aún. A través de Instagram, Fernández compartió una fotografía de su novia embarazada, apenas cinco días atrás. Hurgando en el flujo de información de su perfil en esta red social, se miraba a un chico de 24 años que disfrutaba de su familia, sus amigos, sus compañeros, el beisbol, y también los botes de motor.
El 13 de abril de 2013 debutó en el beisbol de las Grandes Ligas, vistiendo el jersey de los Marlins de Florida en aquel entonces. El nacido en Santa Clara, Cuba, se bautizó en el diamante de las Mayores, en un partido en el que salió sin decisión ante los Mets de Nueva York, pero en el que pudo mostrar el potencial que tenía.
Hablando sobre 2013, ése sin duda fue un gran año, quizás el mejor de su carrera, y probablemente de su vida. Además de presentarse en el mejor beisbol del mundo, donde pudo codearse con los máximos exponentes del rey de los deportes y probar su valía, Fernández obtuvo el premio como Novato del Año de la Liga Nacional, y la presencia de uno de sus seres más queridos, Olga Fernández, su abuela, quien lo sorprendió en Marlins Park antes de un partido, le puso la cereza al pastel.
El encuentro pactado ayer al mediodía entre los Marlins y los Bravos de Atlanta, en Miami, fue cancelado. La tragedia era demasiada para saltar al diamante con entusiasmo alguno. Yoenis Céspedes, su coterráneo y jardinero de los Mets, colgó en el dugout de su equipo una camisola con el 16 y la leyenda “Fernández”. En cada parque de Grandes Ligas hubo un tributo, un minuto de silencio, un reconocimiento y una inesperada despedida.
Un viaje interrumpido
A los 24 años dominar cuatro pitcheos es promisorio. José poseía una recta humeante, curva devastadora, y en el reportorio también estaban su cambio de velocidad y un sinker que quitaba risas.
Era considerado uno de los más dominantes del Viejo Circuito. Prueba de ello fue el último juego de su vida. El 20 de septiembre ante Washington. Fernández tiró 8.0 innings, abanicó a 12, incluso retiró a 21 en fila y dejó su marca en 16-8, y más allá de la frialdad de los números, una de las mejores actuaciones de su carrera.
Un dato que pone en perspectiva su potencial es que sólo se ubica detrás de una leyenda como Sandy Koufax, de los Dodgers (1.37 ERA), en lo que se refiere a efectividad en un mismo parque (mínimo 25 aperturas). Tuvo efectividad de 1.49 en el Marlins Park.