Javier Lozano, alma de mercenario
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Javier Lozano, alma de mercenario
Caído de la gracia de la cúpula priista, en 2006 se vinculó a Calderón y se las ingenió para ser ungido secretario del Trabajo y Previsión Social. Desde este puesto, Lozano se haría célebre por algunas batallas épicas. Con el sindicato Mexicano de Electricistas, con los trabajadores de Cananea, con el sindicato de sobrecargos, con el periodista Miguel Ángel Granados Chapa o con el empresario chino Zhenli Ye Gon, a quien terminaría acusando de difamación luego de que el contrabandista intentó implicarlo en temas de lavado de dinero. En estos y otros desencuentros, Lozano se caracterizó por su estilo rijoso y rudo, y por su gusto para ventilar en público y sin aparentes filtros sus humores y sus fobias. Dentro del calderonismo, el ahora exsenador desempeñó el trabajo sucio para atacar y enlodar a los rivales de su fracción (entre otras cosas enarbolando duros epítetos contra Enrique Peña Nieto y los que hoy lo han contratado).
La incorporación de Lozano, además, tiene un segundo propósito. La batalla entre José Antonio Meade y Ricardo Anaya será feroz y despiadada porque ambos intentarán convertirse en beneficiarios del voto antilopezobradorista. La única oportunidad que tienen de ganarle al líder de Morena es capturando el voto útil de su rival, es decir, fusionando en la práctica al segundo y al tercer lugar. De aquí a junio Meade tiene que convencer al electorado conservador que Anaya se ha desinflado y que él es la única alternativa viable ante AMLO. Javier Lozano podría ser clave porque proviene del PAN, conoce sus trapos sucios y, mejor aún, está dispuesto a ventilar la basura, real o presunta, en una arena pública que nuestro personaje suele convertir en paredón.
@jorgezepedap
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