Intriga y muerte en el Camino de Santiago

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Intriga y muerte en el Camino de Santiago

Fotos: EFE.
En plena celebración del Año Santo Compostelano, el escritor Luis García Jambrina acaba de publicar una novela en la que llena de muertes e intriga la senda de peregrinación a Santiago

Titulada como “El manuscrito de barro”, la narración está ambientada en los inicios del siglo XVI, en la que aúna lo histórico con la novela negra, en una trama que funde la tragedia, el misterio, la historia y la aventura.

Luis García Jambrina, nació en Zamora (1960); es profesor de Literatura Española en la Universidad de Salamanca, y autor de libros de cuentos y novelas. Como novelista se dio a conocer con "El manuscrito de piedra", galardonada en 2009 con el premio Ciudad de Zaragoza. Posteriormente ha publicado "El manuscrito de nieve"; "El manuscrito de fuego" y "El manuscrito de aire". Otras de sus obras son "En tierra de lobos"; "La sombra de otro; Bienvenida, Frau Merkel" y "La corte de los engaños".

"El Manuscrito de barro", que se publica ahora, es la quinta novela de una saga que protagoniza Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, a quien García Jambrina sitúa en este caso en el Camino de Santiago, como investigador de una serie de crímenes que ocurren a lo largo de la senda de peregrinación.

Luis García Jambrina, autor de la novela.

UNA TRAMA INQUIETANTE.

El extraño asesinato de un peregrino, ante las puertas de la histórica ciudad de Burgos, marca el arranque de un relato trepidante que conduce al lector hasta Compostela, describiendo un Camino de Santiago que ha entrado en tiempos de decadencia.

El pesquisidor Fernando de Rojas, acompañado de Elías do Cebreiro, clérigo y archivero de la catedral compostelana, recorrerán la ruta peregrina, para intentar detener la mano asesina que está causando un rosario de asesinatos.

Los sucesos misteriosos van sacudiendo al lector a lo largo de la ruta, en la que hallarán peregrinos de diversos países y condiciones, desde personajes de religión a estafadores.

Situada la trama en el año 1525, esta muestra un flujo viajero en crisis por los cambios de religiosidad, la abundancia de pícaros y vividores, y una merma de peregrinos desde los territorios centroeuropeos, donde está triunfando la Reforma protestante.

UN INVITADO ESPECIAL

En ese marco histórico y peregrino, aparece otro protagonista especial: Hermann Künig von Vach, el monje alemán autor de la primera guía moderna del Camino, publicada en Estrasburgo en 1495.

La guía de Künig describió la ruta desde Einsiedeln a Compostela y desde Compostela al entorno de Aquisgrán. En España, esta guía sigue básicamente el Camino Francés con dos grandes rutas alternativas que facilitan el paso de los montes más elevados.

La primera de las alternativas, entre León y Ponferrada, conduce al viajero por el “camino de Santa Marina”. Esta pasa por Santa Marina del Rey, Benavides, entorno de Villamejil, Brañuelas y Bembibre. 

La segunda, entre Villafranca y Melide, discurre por Las Herrerías, Piedrafita del Cebrero, Becerreá y Lugo. Luis García Jambrina situará a Künig precisamente aquí, como habitante del  solitario monasterio de Santa María de Penamaior. 

El cruce del Órbigo por el camino de Santa Marina, vía que siguió el monje alemán para avanzar hacia Ponferrada, según un mapa del siglo XVIII.

LA PANDEMIA Y EL LIBRO

“El manuscrito de Barro” fue un trabajo terminado durante la pandemia del coronavirus, después de un viaje de García Jambrina a la ciudad de Lugo, donde conoció algunos de los escenarios de la guía del monje alemán, como el monasterio de Penamaior y la torre de Doncos.

Precisamente, uno de los crímenes relatados ocurre junto a la torre de Doncos, vestigio medieval que pervive en las orillas del río Navia, no lejos de Piedrafita del Cebrero, en una comarca de paisajes rurales montuosos y llenos de encanto.

Para García Jambrina, la pandemia no sólo ha sido un momento propicio para escribir, sino en general para la literatura, pues el libro no solo entretiene y enseña, sino que permite al lector “viajar sin moverse de casa".

En ese caso ese “viaje” lleva al lector por un trayecto único, que el propio autor zamorano  define como una especie de calle mayor que va del Oriente al Occidente de Europa.