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Instituciones al estilo de la cuarta transformación, ¿para qué?
Esta semana el presidente López Obrador hizo una declaración muy poderosa: se declaró el “guardián del voto” al argumentar que el Instituto Nacional Electoral (INE) es el órgano más caro del mundo sin que ello sirva para tener elecciones libres. Me parece poco creíble que argumente en contra del INE que le dio el triunfo en el 2018.
Hagamos un poco de historia, el INE –antes IFE– nació en 1990 como respuesta al reclamo social y un extenso camino de la sociedad civil por crear instituciones formadas por ciudadanos, gran parte de ellos académicos, como lo fue el Dr. José Woldenberg, primer consejero presidente del IFE. No fue casualidad su creación, fue pensada y estructurada por años, donde muchas personas estuvieron inmiscuidas en el proceso.
¿Cómo eran las elecciones antes? La Secretaría de Gobernación (Segob) las organizaba a través de una Dirección General en su estructura. ¿Qué es esto? Un empleado del secretario que respondía directamente al presidente era el encargado de organizar y vigilar las elecciones. En otras palabras, tener elecciones libres, independientes y transparentes era imposible, puesto que el mismo gobierno las organizaba y básicamente el trabajo de las personas que estaban involucradas dependía de que ganará el partido del gobierno en turno, el PRI. Así el PRI duró 70 años en el poder hasta la llegada de Vicente Fox en el 2000.
No es mi intención abordar en estas líneas las gestiones presidenciales, es decir, si estuvo bien o mal que Fox llegará, o si era la persona adecuada para abanderar el cambio. Lo importante es que llegó, que se cumplió la voluntad popular con elecciones transparentes y libres. Y, sobre todo, dio pasó al cambio de partido y la apertura de una democracia representativa mucho más abierta. Si bien queda mucho camino, quedó claro que estamos en la dirección correcta. Necesitamos instituciones ciudadanas para hacer contrapeso al poder del Presidente.
En este orden de ideas, la declaración de López Obrador como Jefe del Ejecutivo, Presidente de la República, está totalmente fuera de lugar. Las elecciones no son un tema del Gobierno Federal, ellos tienen muchos otros: salud, educación, pobreza, desarrollo económico, etc.
México como país decidió, después de un arduo camino, que el INE llegara a la vida política del País. No es un instrumenta para gobernar del Presidente, es una institución de todos los mexicanos. Es un órgano autónomo.
Los órganos autónomos son aquellos que sirven, normalmente son colegiados (INE, INAI, Cofece) y tienen un consejo consultivo como contrapeso al poder del Ejecutivo, puesto que no dependen (ni deben) políticamente del Presidente. Por esta razón son nombrados por el Senado, en donde (en teoría) las fuerzas políticas buscan un consenso y de esta forma debe equilibrar los intereses de los diferentes actores para así buscar el bien de la sociedad en sí.
En resumen, la idea de López Obrador de hacerse el “guardián” de los procesos electorales nos retrasaría, otra vez, más de 30 años de historia democrática.
Como diría el refrán: “zapatero a sus zapatos”.
Señor Presidente, hay muchos problemas en México, póngase usted a gobernar y deje las elecciones y los órganos autónomos a los ciudadanos, son nuestros, no suyos.
@garciacecy_