En un juego muy flojo, Querétaro y Tigres terminaron rindiéndole tributo al fracaso: ninguno de los dos hizo méritos suficientes para sumar tres puntos.

Los Gallos siguen sin ganar en casa, después de la derrota en el debut ante América. El punto suma, pero quizás no llene tanto para su situación en la tabla del descenso, por ahora, distanciados del Veracruz.

Lo de Tigres es al revés: no logra ganar de visitante y suma apenas 4 puntos en tres jornadas. El Campeón, todavía, está muy apagado.

En realidad, poco y nada ofreció el partido. De hecho, fue un trámite bastante malo por la postura temerosa del Querétaro y la escasa energía colectiva de Tigres, quien dispuso del balón y, si acaso, de las pocas opciones de gol.

Y estas oportunidades se presentaron en el segundo tiempo. Primero a través de Enner Valencia, quien exigió a Thiago Volpi con un tiro libre. Una vez ingresado el francés André Pierre Gignac encontró espacios para disparar desde media distancia, pero sin fortuna.

En otra acción cercana al gol, el brasileño Juninho se elevó en el área y de cabeza obligó a Volpi rechazar por encima del travesaño.

Lo demás, fue descartable. Lo de Querétaro fue muy flojo, pese a tener jugadores de buen pie. Priorizó el orden y le faltó empuje. Respetó demasiado a Tigres y su propio público eso no le gustó.

El 0-0 del final fue una foto de un desarrollo aburrido, sin condimentos futbolísticos y que rápidamente pasó al olvido.