Inolvidable, imborrable

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Inolvidable, imborrable

La cuestión es de días, la cuenta regresiva avanza para el sexenio de las persecuciones y las simulaciones. Los 12 años de Gobierno de Rubén Moreira terminan para bien de esta tierra agraviada por el clima de terror, de muerte y desesperanza. Las letras afortunadamente no se agotan, ni tampoco el recuerdo de los agravios, las penas y las culpas. Lo importante es que se va y con él también los atropellos, las mentiras y el rechinar de dientes.

Los últimos suspiros de la docena trágica resurgen con algo de tedio, con demora y también preocupación, esa que encierra el hecho que si un hermano pudo traicionar a otro, cuantimás un delfín ajeno. “Recuerda, compañero, que ya no serás gobernador y el nombre del rey, es una torre de fuerza”, lo dijo Shakespeare.

PRIMER PENDIENTE: LOS MUERTOS. “Platicando con el gobernador Rubén Moreira Valdez le pregunté que porqué nos daba toda la información, y me respondió: ‘Porque quiero entender lo que pasó’”., reveló el periodista Sergio Aguayo, quien peca de ingenuo ante el dictador coahuilense.
Las desapariciones de Allende y la labor de un grupo criminal en la frontera norte sucedieron durante el ciclo de poder de los hermanos Moreira, a través de la omisión de su gente encargada de la seguridad del estado: David Aguillón, Miguel Riquelme y Jorge Luis Morán, esto es innegable, constan los nombramientos.

El tamaño del terror para el gobernador saliente es evidente, ya que este suceso le perseguirá en forma indefinida, por más acciones que genere a fin del ejercicio predilecto de la simulación.
Las desapariciones se cuentan por cientos entre los años 2009 a 2012, época del apogeo del poder en el reinado de los dos hermanos y el control de la seguridad del estado.

SEGUNDO PENDIENTE: LA DEUDA. Desde el intento de esconder la realidad hecha a través de dos alfiles de Moreira 2.0: Chuy Flores Mier y Riquelme, el primero encerrando bajo 10 candados la información del atraco, y el segundo invitando a voltear la página y olvidarlo todo, el tema más que aminorarse fue la constante del sexenio, por el impacto social y en obra pública que reflejó el abuso de confianza de los hermanos.

Este sexenio recibió 34 mil 678 millones de pesos en deuda pública, seis años después, esta asciende a 36 mil 418 millones de pesos a pesar de haber pagado a 17 mil 170 millones de pesos de intereses moratorios y de incrementar en 4.5 mil millones de pesos la misma, por préstamos de este sexenio.

En resumen la deuda pública de Coahuila es impagable, a menos que durante un año todos los empleados de Gobierno, de los poderes del estado, maestros y demás dejaran de cobrar sus sueldos y existiera cero inversión en obras, lo que es punto menos que imposible, por lo que este asunto será el pendiente de al menos cuatro sexenios venideros, si para ese tiempo queda algo que empeñar en el estado.

TERCER PENDIENTE: EL DINERO DE LOS PROFESORES. Resulta que la agrupación Fuerza Magisterial denunció irregularidades en la administración de los recursos de los sindicalizados por parte de las autoridades de la Sección 38 del SNTE, por un monto de 2 mil 693 millones de pesos que corresponden a los años del 2008 al 2015. Según datos de la Auditoría Superior del Estado, se trata de observaciones que no han sido solventadas y que ascienden al monto señalado.

Enterados en Palacio Rosa de la comparecencia del auditor Plata para el tema del fraude, la orden fue fulminante: cero comparecencias en lo que resta del sexenio, sin embargo, el atraco surgió y fue hecho en la actividad simbólica de la familia feliz: el magisterio.

Ningún Gobierno tuvo tanto descaro en el dispendio del patrimonio coahuilense como los 12 años de Rubén Moreira, el final es el de la cigarra y refiere el tamaño de sus miedos, la suma de los insomnios, el desasosiego, la sentencia es fatal: cárcel o destierro, pero no el olvido. La cuenta de los agravios la seguiremos pagando los ciudadanos de este estado y, mientras no denunciamos la corrupción y la podredumbre, formaremos parte de esta. Tic tac, el fin de la tiranía se acerca.