México ha pasado por tragedias imposibles de olvidar: decenas de cuerpos tirados en San Fernando, sicarios que desvanecen personas en ácido, la guardería ABC y sus 49 niños, la Bestia y nuestra crisis migratoria, una cárcel convertida en fortaleza y cementerio del narco. No cabe duda que somos acumuladores de infiernos. En los últimos 10 años nos hemos hecho de una piel gruesa para que la crueldad nos indigne. 

Lo comunicado por el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, ha rebasado los límites de lo inhumano; habla de una práctica médica durante el Gobierno de su antecesor Javier Duarte.

“Tenemos ya resultado de un laboratorio que señaló que el medicamento que se administraba a niños, una quimioterapia que se administraba a niños, no era realmente un medicamento, sino que era un compuesto inerte, era agua prácticamente destilada”, dijo.

Lo dice bien el periodista Diego Enrique Osorno: “Agua en lugar de medicina para niños con cáncer: El día que supimos que algunos de nuestros gobernantes eran igual o peores que ‘Los Zetas’”, la crueldad en su máxima expresión.

Habrá que esperar que termine la investigación para conocer el verdadero alcance de esta tragedia; sin embargo, en los últimos días se ha publicado información que adelanta lo peor. Datos señalan que la empresa que surtió a Veracruz de falsos tratamientos contra el cáncer facturó 109 millones de pesos en medicamentos. 

“La Secretaría de Salud está concluyendo la investigación para saber cuántas piezas se adquirieron, dónde, en qué hospitales se aplicaron”, señaló Yunes. La empresa responsable es Especialidades Médicas del Sureste, que está presuntamente vinculada al diputado federal Jorge Carvallo Delfín.

La reacción por parte de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer fue contundente, se trata de un acto de lesa humanidad: “La aplicación de ‘agua destilada’ en lugar de quimioterapias es un acto gravísimo, porque se atenta contra la vida, la salud y la recuperación de niños que padecen cáncer. Estas afectaciones habrían violado los derechos de niñas, niños y adolescentes, provocando fallecimientos, que, de evidenciarse una acción sistemática, habrá de atenderse como un acto de lesa humanidad”. Incluso Sara Márquez Romero, presidenta de “Apóyalos a tener una Esperanza de Vida”, asociación dedicada a apoyar al tratamiento de niños con cáncer en Veracruz, señaló que en los últimos cinco años más de 30 niños han perdido la vida por falta de medicamento y apoyo del Gobierno Estatal.

De comprobarse lo dicho por el gobernador Miguel Ángel Yunes, a través de una amplia investigación, estaríamos frente a una tragedia sanitaria sin precedentes. 

Javier Duarte llevó la corrupción al extremo, los millones de pesos desviados costaron la muerte de niños con cáncer. El ex-Gobernador era capaz de todo.

@jrisco