‘Ingobernable’; más valiente que inteligente

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‘Ingobernable’; más valiente que inteligente

Trama. “Ingobernable” nos cuenta una historia inverosímil desde la primera escena.Su argumento es inconsistente, incluso ridículo. Su historia es audaz, más no inteligente.
La nueva serie que lanzan en conjunto Netflix, Argos y Kate del Castillo comete errores desde su argumento y presenta una descuidada producción

Es una verdadera lástima que un proyecto como “Ingobernable” se viniera abajo en cuestión de escenas. La nueva apuesta de Netflix-Argos-Kate del Castillo lleva a las grandes ligas lo que Argos ha venido haciendo en la televisión mexicana: ficciones que critican al sistema político del país.

Estrenada por Netflix, la primera temporada consta de quince episodios que relatan la conspiración de la que es víctima la primera dama, a quien se le acusa de asesinar a su esposo, el presidente de México. Un complot en el que se ven involucrados el staff presidencial, los empresarios, el narco, el ejército y hasta las agencias de seguridad estadounidenses. Una trama en la que se abordan temas como las desapariciones forzadas, las cárceles clandestinas y la profanación de nuestra soberanía por Estados Unidos. Presume de un gran elenco torpemente desperdiciado: Kate del Castillo, Eréndira Ibarra, Fernando Luján, Alberto Guerra, Erik Hayser, Luis Roberto Guzmán, Álvaro Guerrero y Marina de Tavira, entre otros actores.

“Ingobernable” nos cuenta una historia inverosímil. Desde la primera escena, donde el presidente de México anda por ahí escoltado únicamente por dos guardaespaldas, ya dudamos de su credibilidad. Sin embargo, a pesar de que muchos la condenen por esto, quizá no se trate de su mayor debilidad. Algo tenemos los mexicanos –rabia inquebrantable contra el sistema, indignación perpetua, aversión hacia Televisa– que reprobamos de antemano las producciones nacionales que no se ciñen a la verosimilitud ni nos cuentan una verdad. Anhelamos que alguien se atreva a denunciar con todas sus letras lo que sucede. Quizá de manera inconsciente, pero queremos documentales, ejercicios periodísticos confiables, series que nos tranquilicen con la leyenda: basada en hechos reales. 

El problema con “Ingobernable” no es solamente la inverosimilitud. La industria de las series en Estados Unidos ha producido decenas de thrillers sobre conspiraciones con argumentos poco creíbles y exagerados, y los disfrutamos. Ahí tenemos “24”, “Quantico”, “Homeland”, “House of Cards” o “Designated Survivor”. Pero dentro de lo improbable también debe existir la solidez, y de eso carece “Ingobernable”. Es una serie mal producida y editada, que desacierta en casi todos los departamentos creativos. Su argumento es inconsistente, incluso ridículo. Su historia es audaz, más no inteligente, elemento primordial cuando se escribe un thriller político/policiaco. Tiene un guion flojo, predecible y chocante: pasa de la ingenuidad utópica a la violencia descarnada y a las escenas de sexo cursimente musicalizadas.

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Se agradece que existan productores valientes que intenten revertir los efectos embrutecedores provocados por las telenovelas mexicanas actuales y que se arriesguen a decir en voz alta –al menos a través de la ficción– lo que pensamos y creemos sobre la corrupción en México. Pero si nos ponemos serios y justos, esto no es suficiente. El espectador quiere ver una serie fresca, innovadora, ingeniosa –no solamente osada– y con una producción impecable. “Ingobernable” no posee ninguna de estas virtudes. Se engancha más en provocaciones políticas que en perfeccionar su historia y su estilo narrativo. Todos los personajes carecen de profundidad. TODOS. Se armaron los caparazones, pero sus pasados y motivaciones permanecen en lo superficial y conocido: los corruptos quieren poder y dinero, y los honorables justicia y libertad. Ningún personaje crece conforme lo conocemos, ninguno destaca ni se vuelve entrañable.

A esta sarta de malogrados elementos habría que añadirle los clichés del guion (gran parte de los diálogos es terrible y genera, más bien, risas involuntarias) y la vacilada que nos jugaron con su uso ineficaz de locaciones en México y Estados Unidos.

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Si lo que buscan es una válvula de escape, un discurso valeroso que exponga al México que nos tiene cansados –y si además nunca han visto con anterioridad otras producciones de Argos que hablan de lo mismo, como “Infames”, “Fortuna” o “El Octavo Mandamiento”, o al menos las películas de Luis Estrada– entonces nada perderán con darle una oportunidad a “Ingobernable”. Pero si son fanáticos de los thrillers de conspiración bien armados, probablemente les quedará debiendo y les provocará cierto corajillo. Ojalá tanta osadía consiga empatarse con una mejor ejecución en una próxima producción.