Informes legislativos: lo que un día fue, no será

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Informes legislativos: lo que un día fue, no será

A un año de haber rendido protesta y tomado posesión del cargo como diputada federal en el Congreso de la Unión, sigo cumpliendo con una de las más altas y bellas responsabilidades que he tenido en mi vida: ser representante popular.

Pero ser legisladora implica –además de satisfacciones por desempeñar el noble oficio de la política– deberes y obligaciones. Uno de estos compromisos es comunicar anualmente las actividades realizadas. Así lo haré y quiero decirles que con esto cumpliremos lo establecido en el artículo 8 del Reglamento de la Cámara de Diputados. Porque informar a las y los ciudadanos es una obligación que ordena la ley.

Es importante destacar esa información porque en muchas ocasiones la población desconoce y no exige rendición de cuentas a quienes dicen representarles. En la medida en que lo tengamos claro y exijamos, fortaleceremos entre todas y todos la transparencia, la democracia y por supuesto la vida pública del País.

Pero, amiga y amigo lector, quiero decirles que los informes ya no son ni serán (afortunadamente) lo que antes fueron: actos de simulación, acarreo, muchos aplausos y un discurso en el que políticos describían a México casi perfecto.

En el pasado los legisladores informaban que habían bajado millones de pesos para pavimentar una calle, construir una escuela, remodelar un hospital, etc. Eso por supuesto estaba bien, atraer recursos federales para los municipios y enfocarlos en donde hacía falta. Pero como dice el dicho: el diablo está en los detalles. Esas viejas prácticas de bajar, gestionar o conseguir recursos implicaban los famosos moches o, peor aún, que el dinero asignado desde la Federación se perdiera en el camino. No, no era inexplicable cuando notábamos cómo de repente se enriquecían muchos diputados, ahí está una causa.

Por eso Andrés Manuel López Obrador, en la Presidencia, y legisladores de la coalición Juntos Haremos historia, en el Congreso, teníamos claro una cosa: acabar con el robo del dinero público desde el día. Así que cuando le digo que este primer informe de diputados de la cuarta transformación será diferente, no miento.

Ya no habrá informe con legisladores ensalzando sus actos y fortaleciendo el culto a la imagen con aplausos de agradecimiento por algo que era su obligación, pero que presentaban como si nos hicieran favor. Ahora vamos a comunicar la verdad.

Que falta mucho por hacer: sí, por supuesto, falta muchísimo para alcanzar un México mejor, pero estamos avanzando en esa dirección con más velocidad que nunca antes en las últimas décadas. Tanto que incluso quienes mienten, no pueden negarlo.

Las y los diputados de la 4T legislamos, construimos el marco jurídico que legaliza legítimos anhelos de paz, desarrollo y bienestar social del pueblo mexicano. En otras palabras, creamos o modificamos leyes y aprobamos presupuestos que hacen posible los programas sociales para que el beneficio le llegue realmente a la gente, ya sin la mano corrupta que exigía su comisión económica por algo que era su obligación hacer.

A quienes votaron por mí aquel 1 de julio del 2018, muchas gracias por este honor de servir a México. A quienes no lo hicieron, mi gratitud y respeto. Prometo a todas y todos no defraudarles.