Informe Allende: la memoria a preserva

Usted está aquí

Informe Allende: la memoria a preserva

Cabe esperar, desde luego, que el contenido del informe se convierta, en insumo para hacer justicia y para vacunar a nuestra sociedad contra posibles recaídas en este apartado

El próximo fin de semana, según se ha informado, será presentado en la Ciudad de México el informe “En el desamparo”, en el cual se contienen los resultados de la indagatoria coordinada por el académico Sergio Aguayo Quesada respecto de los hechos ocurridos en el municipio de Allende, en el año 2010.

Como se ha publicado profusamente, en 2010 la banda delincuencia conocida como Los Zetas habría perpetrado una masacre en dicho Municipio y en los hechos podrían haber muerto y/o desaparecido cientos de personas de quienes a la fecha no se tiene un registro preciso.

El episodio de Allende constituye uno de los hechos más complejos de la historia reciente de Coahuila porque retrata de forma trágica el extremo al cual llegó el deterioro de las instituciones públicas de la entidad durante el sexenio en el cual Humberto Moreira Valdez y Jorge Torres López compartieron la titularidad del Poder Ejecutivo.

Y es que la tragedia de Allende no se explica de otra forma sino a partir de la connivencia de quienes tuvieron a su cargo las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia con la delincuencia organizada.

Por cobardía, por omisión o por conveniencia –o por todas esas cosas juntas– los criminales tuvieron la posibilidad de actuar con la más entera libertad y literalmente se les permitió imponer sus reglas a la población.

La investigación realizada por el Colegio de México deberá ayudar a esclarecer la verdad de lo ocurrido, primer paso indispensable para acceder de la posibilidad de identificar, atender y compensar a las víctimas de esta auténtica tragedia humanitaria.

Deberá ayudar también, de manera fundamental, a que conozcamos la verdad y que ésta nos sirva para entender a cabalidad el fenómeno de deterioro de las instituciones gubernamentales y las consecuencias materiales concretas que ello acarreó para muchas familias.

Por otra parte, deberá ayudarnos a preservar la memoria, un elemento indispensable para cualquier sociedad en circunstancias como ésta que nadie desea ver reeditadas nunca más.

Habrá que esperar pues a la presentación del informe y, posteriormente, a su análisis detenido y serio. Habrá que hacer votos porque el trabajo académico realizado en torno a este episodio oscuro de nuestra historia no sirva para que el anecdotario necrológico de Coahuila se amplíe, sino para que nuestra consciencia, respecto de los gravísimos episodios por los cuales atravesamos, se ensanche y se convierta en

la memoria crítica de la nuestra y futuras generaciones.

Cabe esperar, desde luego, que el contenido del informe se convierta, de manera fundamental, en insumo para hacer justicia y para vacunar a nuestra sociedad contra posibles recaídas en este apartado. Quienes perdieron la vida en estos trágicos sucesos, quienes les sobreviven y el resto de la sociedad coahuilense no merecen menos.