Inflación, parte del otro ‘costo secundario’ del COVID

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Inflación, parte del otro ‘costo secundario’ del COVID

En estos casi 16 meses de pandemia, la emergencia sanitaria ha dejado severos daños a México y al mundo. Sin lugar a dudas, el tema sanitario es la principal cicatriz para la humanidad, hasta anoche, esta enfermedad había cobrado 4.13 millones de vidas en todo el planeta, México siendo el cuarto lugar con más de 237 mil muertes.

Sin embargo, otro rubro del que la humanidad tardará años en poder recuperarse, es la economía.

Las decisiones que se han tenido que tomar para evitar una mayor propagación del virus y, por ende, se aumente la mortalidad, han llevado a que la economía reciba un duro golpe.

Probablemente para el grueso de los ciudadanos escuchar cifras sobre el Producto Interno Bruto u otras variables macroeconómicas no implican una realidad tan cercana y severa, como sí sucede cuando se ve en tickets o facturas cómo avanza la inflación.

De acuerdo con especialistas, la carestía se ha visto presionada por la recuperación económica (sobre la cual se han acrecentado las dudas ante una nueva ola de contagios con variantes más contagiosas), así como los cuellos de botella en centros de logística, la escasez relativa de productos a nivel internacional, el alza en precios de transportación marítima y el incremento en los precios internacionales de commodities.

En el caso concreto de México, especialistas ven que esta acelerada alza en la inflación se deriva de dos elementos: la asimetría en los precios de los combustibles y la falta de apoyo fiscal durante la pandemia.

Esta explicación viene a cuento por el reporte periodístico que publicamos en esta edición sobre la considerable alza que ha tenido el precio del gas LP en la entidad.

En tan sólo seis meses, el precio de este energético se ha disparado en un 35 por ciento, un nivel no visto en muchos años, que golpea severamente a los bolsillos de la población.

Pero no sólo el gas LP ha sufrido un aumento. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó ayer la inflación a la primera quincena de julio, posicionándose de nueva cuenta por encima tanto de la meta trazada por el Banco de México, como de la expectativa que tenían los analistas.

El encarecimiento de los productos afecta a todos, pero en mayor medida a los sectores más necesitados. No por nada se le conoce como el “impuesto de los pobres”, ya que no se puede escapar de lo que implica el aumento en los precios de productos y servicios básicos.

Si bien el Banco de México tiene por mandato diversos mecanismos para controlar la inflación, como puede ser el aumento de tasas del que ya se anticipa echará mano en lo que resta del año, también hay quien se pregunta qué hubiera pasado si el Gobierno Federal hubiera tomado medidas de apoyo fiscal que ayudaran a paliar la crisis.

Lo cierto es que la inflación seguirá por lo menos los próximos meses, alargando su racha de altas tasas conforme no se logre una recuperación económica sólida.

Para ello se requiere que sigamos avanzando en una ruta que verdaderamente dome a la pandemia, y esto se logrará con más vacunas y evitando ampliar el número de contagios para no tener que volver a cerrar la economía.

La salud y la economía van de la mano, a lo cual nosotros podemos dar un empujón actuando correctamente ante esta tercera ola de la pandemia. Así evitaremos seguir perdiendo vidas y, en un segundo pero importante plano, recuperar el terreno perdido en la economía.