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Indigencia y pobreza en México
Andrés Manuel López Obrador tiene, una vez más, “otros datos”. Como no le agradó el informe sobre la pobreza en México que acaba de publicar el Coneval, un organismo público cuya encomienda principal es elaborar indicadores justo sobre ello, López Obrador afirmó hace unos días en Cabo San Lucas: “No acepto el resultado de esa encuesta, tengo otros datos. Creo que la gente está recibiendo más apoyo y aún con la pandemia la gente tiene para su consumo básico y, algo muy importante, no ha perdido la fe”.
Para empezar, los datos que empleó el Coneval en la elaboración de su informe no son de ese organismo, sino que son cifras oficiales del Inegi. Para continuar, esos datos provienen de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, levantada por el Inegi en el segundo semestre del año trágico (2020), una encuesta muy confiable pues fue hecha con la participación de más de cien mil hogares. Y para finalizar, López Obrador está obviamente en su derecho de creer que “la gente tiene para su consumo básico”, pero es el Coneval la única instancia oficial que puede afirmar o negar lo anterior.
Los indicadores sobre la pobreza son multidimensionales. No obstante, los más frecuentemente citados son los que se estiman solo mediante el ingreso. Se dice que una persona vive en una situación de pobreza extrema por ingreso, que vive en la indigencia, pues, si no logra comprar la canasta alimentaria básica. De acuerdo con el último estimado del Coneval, el porcentaje de mexicanos que sufren pobreza extrema creció de 14 por ciento en 2018 a 17.2 por ciento en 2020. Esto es, el número de indigentes creció en dos años de 17.3 a 21.9 millones. En el caso de la línea más amplia de pobreza por ingreso, que incluye también una canasta no alimentaria, el porcentaje de pobres creció en los dos años de 49.9 a 52.8 por ciento de la población.
La caída en los ingresos de la mayoría de la población fue debida mayormente a la grave recesión provocada por la pandemia, una contracción económica que se profundizó aún más por la inexplicable austeridad fiscal impuesta por el gobierno en 2020. Pero desde hace unos meses la actividad económica ha ido mejorando, por lo que seguramente esos porcentajes de la indigencia y la pobreza en general mejorarán un poco en el año 2022.
El Coneval estima también la pobreza atendiendo no solo a los ingresos de los mexicanos, sino además a sus carencias en materia de servicios de educación y de salud, así como en lo relativo a la vivienda, la seguridad social y la posibilidad de una buena alimentación. Dado que esos factores permanecen relativamente estables, inclusive durante los vaivenes económicos, no debe sorprender que el Coneval estime que entre 2018 y 2020 el porcentaje de mexicanos pobres haya crecido de 41.9 a 43.9 por ciento, empleando esa medida más amplia, y no de 49.9 a 52.8 por ciento.
Por cierto, ese incremento en la pobreza multidimensional, que representa otros 2.5 millones de mexicanos pobres, pudo haberse atenuado si el gobierno no hubiera desmantelado el sistema de salud que prevalecía hasta 2018. En efecto, la carencia por acceso a los servicios de salud se incrementó de 16.2 a 28.2 por ciento en los dos últimos años.