Impugnar o adular: ¡qué dilema!
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Impugnar o adular: ¡qué dilema!
Ante algo tan importante como la detención del exgobernador de Coahuila y exdirigente nacional del PRI aparecieron manifestaciones opuestas sobre las que hay que pensar. El fenómeno de las reacciones refleja el interés sobre lo que a una multitud parece significativo, tanto como para expresar por escrito o de viva voz ante la grabadora del reportero una opinión que en ningún caso es serena sino henchida de carga cordial o belicosa. La forma ha sido determinante para los que impugnan o adulan, un poco excesiva y a veces violenta. Es secuela de amor por Coahuila o de agradecimiento al profesor por beneficios recibidos.
Algunos que impugnan tienen razones del orden de la justicia: golpean a Humberto dentro de un ajuste de cuentas político en el que creen sacar ventaja. Los ataques de varios panistas, perredistas u otros se dan dentro de un orden mediático que resta credibilidad. Tuvieron años para reclamar desde su curul, un periódico o una entrevista; esperaron a que los españoles les dieran de comer en la boca.
Quienes irrumpieron en la pantalla de computadoras, celulares y tabletas resultaron muy simpáticos por su espontaneidad y prisa: expusieron ideas chistosas y frases desternillantes.
VANGUARDIA reprodujo enunciados redondos que rescató de redes sociales.
Hubo un relato maravilloso sobre “El Profe te cuida”, metáforas creativas, símiles, una fábula, reflexiones acerca del pasado cercano que nos pesa y pesará durante generaciones. No sé si eran jóvenes los que utilizaron ese medio que no manejo; advierto que son juguetones, creativos y críticos.
Los que apoyan al profesor tienen lo suyo. No podría esperarse menos de las lideresas porque Humberto las cubrió con su manto paternal nueve años. Tenemos en Saltillo mil colonias, un 60% pobres. Vaya a una y no pregunte quién manda (siempre es mujer), busque la casa más rica: ahí vive la señora. ¡Qué bueno que el profesor cuente con gente agradecida!, mal se vería lo contrario.
Fuera de esas señoras tan necesarias para el control social, otros recibieron apoyos cuantiosos y lo agradecen. Uno dijo que es de gente bien nacida ser agradecido y, por ello, aplaude a Humberto. Entendido. Pongamos un caso o, mejor, escenario. Un señor muy importante en la ciudad recibió del Gobernador 200 mil pesos mensuales disfrazados de “apoyo a la cultura”. La suma arroja la cantidad de 14 millones 400 mil pesos. ¿Duda usted que él guarde un lugar en su corazoncito hacia el protector en desgracia? Dije que era escenario: tómese como tal.
Humberto no robó 34 mil millones, sería imposible. Lo que sí hizo fue dilapidarlos. Ejemplos: lo invitan como padrino de graduación de una preparatoria de clase media alta. En la misma ceremonia ofrece a todos los alumnos un viaje al mar todo pagado: autobuses, hoteles, comidas.
Nota: sus bailes y borracheras las pagamos los ciudadanos. Otro: Torreón cumplía 100 años y Humberto regaló a los ricos torreonenses 100 millones para promover el futbol en el Estadio Modelo. Los fabricantes de cerveza embriagan a cinco mil laguneros dominicalmente: ahí está el dinero y ahora ganan los belgas y holandeses que producen la cerveza. Uno más: el Día del Maestro se sirvió un desayuno faraónico con un costo de 22 millones de pesos (perdone que sea tan corriente pero al día siguiente estaban en el excusado). Toda esta frase se resume: ¡dilapidó nuestro dinero!
Coahuila quedó herida de muerte con esa deuda impagable. Sabemos que parte de lo que debemos se gastó en las campañas de Zacatecas, Michoacán y, especialmente, del Presidente (esto lo dijeron en televisión José Cárdenas y el gran intelectual Carlos Elizondo Mayer-Serra; lo digo para que no me vayan a meter al bote). Se dice que Humberto hizo mucha obra. Es cierto y ahí está, es innegable: es el que más obra ha hecho desde que se creó la Provincia de Coahuila en 1675. Para eso era Gobernador.
No se justifica el desorden financiero ni los robos cuantiosos y evidentes. Si Javier Villarreal está en la cárcel es porque hubo desvíos. No nada más él robó. Los diputados justificaron la deuda y el método del saqueo.
¿Quién es el sujeto de la historia?, ¿el profesor o los coahuilenses?, ¿quién es el que sufrirá?